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IGSS: el vellocino de oro

El IGSS obtiene sus fondos del Estado, de los patronos, de los trabajadores y de las inversiones que realiza.

El 30 de octubre de 1946, durante el gobierno del doctor Juan José Arévalo Bermejo, el Congreso de la República emitió el Decreto número 295, conocido como “La Ley Orgánica del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social”. Nacía así “una institución autónoma, de derecho público, de personería jurídica propia y plena capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones, cuya finalidad es aplicar en beneficio del pueblo de Guatemala, un Régimen Nacional, Unitario y Obligatorio de Seguridad Social, de conformidad con el sistema de protección mínima”. (Cap. 1°, Art. 1°). Según la ley, patronos y trabajadores debían estar inscritos como contribuyentes y no pueden evadir esta obligación, porque ello significa incurrir en la falta de previsión social.

El IGSS obtiene sus fondos del Estado, de los patronos, de los trabajadores y de las inversiones que realiza.

Desde entonces, el IGSS ha sido una de las instituciones más codiciadas por los corruptos con poder. Un verdadero regalo de los dioses, un patrimonio de todas y todos los guatemaltecos que ha servido para pagar favores políticos, para lavar dinero o para enriquecimiento personal. No es casualidad que, de nuevo, esté enfrentando un caso de corrupción: sus directivos, nombrados desde la gestión Giammattei-Martínez, están haciendo negocios bajo el radar, casi sin ser notados. (https://lahora.gt/opinion/pmarroquinlahora-com-gt/2025/01/07/van-a-quebrar-el-seguro-social-a-puro-negocio/ y https://lahora.gt/nacionales/smorales/2025/01/07/negocio-arreglado-igss-adjudica-q51-millones-para-terapias-de-infusion-a-centro-que-aun-no-funciona/).

El IGSS obtiene sus fondos del Estado, de los patronos, de los trabajadores y de las inversiones que realiza. A los trabajadores inscritos en planilla, se nos debita mensualmente un 3.67% del salario que recibimos, para el pago de IGSS; la obligación patronal es de un 1.83%, acorde a cada salario, para un total de 5.5%. Pero (aquí comienzan los “peros”), el Estado le adeudaba, al 2022, más de 62 mil millones de quetzales al IGSS; el sector privado aproximadamente 2 mil millones de quetzales más; y así otras entidades descentralizadas. Al 2020, la Municipalidad de Guatemala le adeudaba 369 mil 669 millones de quetzales, un 49% de lo que adeudan todas las municipalidades del país, seguida por la Municipalidad de Mixco, que a la misma fecha le adeudaba 70.7 millones de quetzales.

Estos “olvidos” y deudas, más el asalto que los políticos, los funcionarios corruptos y algunos empresarios de la industria farmacéutica han hecho al IGSS, ha querido ser un “genocidio técnico”, previo a una privatización. Aún están frescos en nuestra memoria el caso donde se vinculó al FRG y a Gustavo Herrera en el Caso Fénix, un caso de lavado de dinero; y el complejo caso IGSS-PISA, diez años más tarde, durante la administración del Patriota, entre otras estafas y robos millonarias al Seguro Social. Mientras, la mayoría de la población sigue sin contar con los recursos suficientes para pagarse un buen hospital o para adquirir medicinas, que en Guatemala son incomprables.

Unos usan el IGSS y otros lo abusan, pero si algo es rescatable, es su razón de ser. Lejos está de ofrecer los servicios de salud que la población merece, pero nació para ofrecer seguridad social en un país inseguro y empobrecido para las mayorías, y aunque es para la clase trabajadora y apenas un 30% del empleo está en el rubro de la economía formal, muchas familias de los afiliados también se benefician de sus servicios, lo cual amplía su cobertura de atención. En los últimos años se ha venido ordenando económica y financieramente el IGSS; sus estados financieros son auditados por firmas independientes y toda la información es verificable. Hasta sus inversiones han crecido y se han creado o ampliado nuevas unidades. Pero las mafias siguen esquilmando al vellocino de oro. ¿Qué atención le dará a este nuevo caso de corrupción el MP y cómo lo resolverá Bernardo Arévalo, para reivindicar la memoria de su padre?

ESCRITO POR:
Carolina Escobar Sarti
Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.