Rincón de Petul
Historia ampliada, en el centenario del quetzal
Las festividades del centenario del quetzal se suman a la construcción de una historia falsa.
Hoy en día es más fácil lograr objetivos de gobierno con el auxilio de países lejanos. Hay alianzas ya, hay agencia; hay rutas que permiten que los caminos avancen. Está, además, el internet. Y antes de él, el teléfono y el fax. Hoy, un e-mail tarda menos de un segundo en arribar a su destino. Pero nada de esto era remotamente imaginable hace poco más de cien años, cuando, con apoyos estadounidenses, desde el entonces Ministerio de Hacienda, con dantescos esfuerzos, se gestó la Reforma Monetaria. Esta derivó en la gran efeméride que ahora celebramos: el centenario de la creación del quetzal. Las memorias del ministro gestor, R. Felipe Solares, fueron publicadas por la Editorial Universitaria (Un siglo de silencio, 2022). Leerlo resulta hasta entretenido, con aventuras que, en tren y casi a caballo, en la soledad de lejanía, el ostracismo entre extranjeros, con las dificultades de comunicación y la soledad que carga quien tiene las ideas más claras, lleva a una reflexión. Que hoy hablamos de la creación del quetzal sin reconocer a quienes le dieron forma y empujaron su camino. Esto se hizo con la claridad visionaria y el trabajo honesto de actores no reconocidos por la historia.
Esta parte de nuestra cultura monetaria ha estado permeada con desidia. En algún momento se formuló una narración en la que quedaron uno o dos nombres intitulados del proceso. Dicen por ahí que la historia es escrita por los vencedores. Y este caso refleja algo parecido. Quizás no uno de ganadores y perdedores, pero sí uno en el que fue borrado quien dio forma al génesis y que sufrió el desgaste para la consecución del fin de una reforma que —en beneficio del país— traería orden perdurable, reparando un ambiente especulativo del que —como siempre— se beneficiaban unos. Las festividades del centenario de la creación de la moneda nacional en curso, al ignorar esos nombres, se suman a la construcción de una historia falsa.
Con la coincidencia con el centenario de un orgullo nacional, la estabilidad monetaria, sirve esto como un homenaje a su gestor.
Buena parte de esta narrativa incompleta, creo, tiene la cara más visible en la efigie del licenciado Carlos Zachrisson en el billete de Q50. A su calce, se lee “Gestor de la Reforma Monetaria y Bancaria”, proceso que duró tres años, y de los cuales, él solo estuvo en cargo el último. Eso, cuando la reforma estaba encaminada y había superado con ahínco casi testarudo lo heredado: un presupuesto desfinanciado, una enfermedad financiera, económica y monetaria, y que requirió de un plan —en sus palabras— sencillo, pero eficaz, basado en principios universales de las finanzas sanas: austeridad y transparencia. Esto fue gestado durante los años de Solares, con la irónica oposición de algunos que luego se acreditaron los logros.
Los procesos más valerosos requieren de personajes especiales, que no buscan fama ni fortuna. Y en esto, precisamente eso encontramos con el ciudadano olvidado que entregó más a su país de lo que jamás se le pudo reconocer. R. Felipe Solares, ministro de Hacienda durante los años en que se gestó la Reforma Monetaria, fue un verdadero padre del quetzal. Su trayectoria es parte de un todo, complementario, acorde a un personaje visionario y efectivo, que con muy poco, construyó mucho. Su paso por lo público fue solo parte de su vida, donde dejó legados con su sello férreo de eficacia y solvencia: en lo social y cultural, con asociaciones y causas que ayudó a fundar; en lo gremial, siendo el primer presidente de la Cámara de Comercio; y en lo empresarial, fundando una de las primeras —o quizás la primera, no sé— farmacéutica en Guatemala. La estabilidad centenaria de la banca nacional no fue casualidad. Sus sólidos cimientos se gestaron limpia y conscientemente, más allá de lo efímero que sí se reconoce. En esta fiesta de independencia se celebra a la patria. Y con la coincidencia con el centenario de un orgullo nacional, la estabilidad monetaria, sirve esto como un homenaje a su gestor.