Punto de encuentro
Hacer periodismo no es un crimen
Este 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, Jose Rubén Zamora cumplirá 644 días de estar preso.
Este 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, el periodista Jose Rubén Zamora Marroquín cumplirá 644 días de estar preso en la cárcel militar Mariscal Zavala. El MP de Consuelo Porras, Rafael Curruchiche y Cinthia Monterroso montó una persecución penal espuria en su contra para castigarlo por las publicaciones que diario elPeriódico sacó a la luz pública sobre graves casos de corrupción que involucran a prominentes miembros del Pacto de Corruptos, incluidos el entonces presidente Alejandro Giammattei y su pareja, Miguel Martínez.
Ni los periodistas somos delincuentes, ni las salas de redacción guaridas de criminales.
La persecución penal contra Zamora cumplió y cumple un triple objetivo: castigarlo por su trabajo periodístico, sacar de circulación a su medio de comunicación y enviar un mensaje ejemplificante al resto de periodistas en Guatemala: lo mismo puede ocurrirles a ustedes.
Con el contubernio de jueces venales como Fredy Orellana y Jimi Bremer y un sistema de justicia cooptado, la fiscalía ha podido hacer avanzar contra Zamora Marroquín causas penales sin sustento para mantenerlo en prisión preventiva. Tan burdos son los casos fabricados por la Feci que durante el juicio que enfrentó el periodista, el tribunal lo absolvió de dos delitos (chantaje y tráfico de influencias) y con base en presunciones lo condenó a 6 años de prisión por lavado de dinero —el MP había pedido 40— y al pago de Q300 mil.
Recordemos que además de la persecución contra Jose Rubén, el MP involucró en este “caso” a la fiscal Samari Gómez con el único propósito de imputarle a Zamora el delito de tráfico de influencias. El tribunal no solamente la absolvió sino ordenó su liberación inmediata, lo que fue un triunfo considerando las circunstancias, pero un fallo insuficiente frente a la injusta privación de libertad sufrida por la abogada y el accionar criminal de la Fiscalía de inventar cargos con oscuros propósitos.
La sentencia dictada en este proceso fue anulada por una sala de apelaciones y, aunque se ordenó un nuevo juicio, el mismo no ha podido realizarse porque la Fundación Contra el Terrorismo (querellante en el caso) recusó a los integrantes del nuevo tribunal, en otra malintencionada maniobra dilatoria.
Sin embargo, este no es el único caso que enfrenta Chepe Zamora. Hay dos acusaciones adicionales que siguen en el limbo: una por “falsificación de firmas en boletas de migración” y otra por “obstrucción a la justicia”. El retraso injustificado del juez Bremer y los querellantes ha provocado la suspensión reiterada de las audiencias en las que se debe decidir si el periodista tendrá que enfrentar un nuevo juicio por esos señalamientos. Esto que los abogados llaman “litigio malicioso” es ni más ni menos la estrategia que están siguiendo el MP y sus socios para evitar otorgarle una medida sustitutiva que le permita defenderse en libertad.
Pero la persecución en contra de Jose Rubén Zamora no es un hecho aislado, se da en un contexto de criminalización contra el ejercicio de la libertad de expresión, de prensa y el periodismo independiente en Guatemala. Producto de este accionar delictivo del MP (el uso indebido del poder punitivo del Estado), 26 periodistas permanecen en el exilio y varios más enfrentan investigaciones espurias y procesos judiciales sin sustento. El uso de la ley contra el crimen organizado e, incluso, la ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer son mal utilizadas por la Fiscalía para intentar silenciarnos.
Por eso, este 3 de mayo “Día Mundial de la Libertad de Prensa”, reiteramos que ni las ni los periodistas somos delincuentes ni las salas de redacción guaridas de criminales. Exigimos, una vez más, la liberación de Jose Rubén Zamora y de todos las y los procesos políticos y el cese de la persecución y el hostigamiento en contra de medios y periodistas independientes.