Guatemala se nos quema, mientras siguen los fuegos
Los fuegos del volcán de Agua continúan, pero ahora hay que atender otros incendios forestales en todo el país.
¿Sabían mis queridos lectores que, en lo que va de marzo del 2024, en Guatemala se han registrado más de 34 grandes incendios forestales y que ya van gastados más de Q40 millones en intentar apagarlos? Gran parte de los incendios han sido ocasionados por descuidos en las prácticas agrícolas de quema llamadas “rozas”. Estas son las que sirven a los agricultores para “limpiar” el suelo de los restos de materia orgánica que quedan poscosecha. ¡Y eso no es nada! Desde el inicio de la temporada de incendios forestales en diciembre del 2023, se han devastado 3,486 hectáreas de terreno, con un total de 761 siniestros.
En Guatemala se han registrado más de 34 grandes incendios forestales y que ya van gastados más Q40 millones en intentar apagarlos.
Uno de los incendios que más nos ha impactado fue el del volcán de Agua y tristemente no se tomó acción inmediata cuando fue detectado, a pesar de contar con el Sistema de prevención de Nasa (Firms, por sus siglas en inglés). Para sofocarlo, ha sido necesario utilizar miles de galones de agua y cientos de personas que han arriesgado sus vidas de distintas instituciones. Lo triste es que los fuegos en el volcán continúan, pero las operaciones han mermado, ya que ahora hay que atender muchos otros incendios forestales que se están dando en todo el país.
Los incendios forestales ya han alcanzado el 74% de los registrados en el 2023, y eso que ni siquiera ha comenzado la peor época calurosa del año. Como tristemente sabemos, los siniestros irán en aumento en las semanas previas de la entrada de las lluvias, y se seguirán perdiendo muchísimos recursos cada vez que se presenten nuevos incendios. Esto ya no puede seguir pasando, y la única forma es cambiando nuestras formas de hacer agricultura.
Lo más pertinente es buscar soluciones al problema en varias fases, y en este artículo presento junto a Iván Azurdia, Luisa Fernanda Zea Zeceña y María Dolores Molina, resumidamente una diferente alternativa que debe ser discutida, socializada y consensuada. En primer lugar, el proyecto identificará de forma inmediata tres volcanes como fase inicial. Pueden ser Hunanpú (volcán de Agua), Acatenango y Atitlán.
Se realizará un inventario inmediato de agricultores que realizan agricultura en estos parques o volcanes, se determinará la producción agrícola que dan estos terrenos sometidos a quemas, se cuantificará el rendimiento de los cultivos, se compensará a quienes ya no quemen (rozas) por medio de alimentos por trabajo, por la cantidad de producción no generada por la veda permanente de fuegos.
Será acompañado de un proceso de extensión agrícola que permita devolver la vida a los suelos y finalmente se realiza un análisis para determinar el costo de oportunidad social y económica de seguir quemando. Va implícita la destrucción de la recarga hídrica y la destrucción de flora y fauna.
Todo ello se puede implementar a través de fondos nacionales tanto del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga) junto a FAO u otro mecanismo para que inicien el proyecto en la forma más inmediata. Con este proyecto se capacita a agricultores ubicados en el área de influencia de áreas protegidas, se priorizan los volcanes y parques nacionales sobre técnicas de regeneración del suelo agrícola.
Se busca reencontrar otras prácticas ancestrales de proyección a la madre tierra que no sean lesivas. Por ende, ruego a las autoridades, asociaciones, oenegés y cooperación internacional que tomen en serio la propuesta que les podremos hacer llegar a solicitud. ¡No hay más tiempo que perder!