ECONOMÍA PARA TODOS
Gobierno del presidente Vinicio Cerezo (1986-1987)
El economista Federico Linares fue presidente del Banco de Guatemala en los dos primeros años, tanto del gobierno del presidente Vinicio Cerezo (1986-1987) como del presidente Jorge Serrano (1991-1992). En declaración proporcionada el 17 de junio 2021 por el expresidente del Banco Central, me permite hacer una selección de párrafos seguidamente:
Conocía la difícil situación económica por la que atravesaba el país… La economía del país se encontraba en recesión, con una tasa anual negativa del -0.6%. La tasa de inflación se situaba en 27.9%, la más alta desde que se llevaban registros sistemáticos de la variación de precios en Guatemala.
Paralelamente, la monetización del país era excesiva, habiendo crecido el medio circulante en el año un 56% y la oferta monetaria 28%. El tipo de cambio oficial del quetzal se hallaba totalmente divorciado del tipo de cambio de mercado; se mantenía la paridad de uno a uno entre el quetzal y el dólar norteamericano, a pesar de que en el mercado negro el dólar se cotizaba casi al doble. Había un control de cambios bastante estricto y, desde luego, discrecional y difícil de administrar, como sucede en estos casos. Para poder mantener este tipo de cambio artificial, el Banco de Guatemala se había endeudado en el exterior hasta alcanzar más de los US$1,300 millones —a precios de mercado, aproximadamente el 22% del PIB—.
' A finales de 1990 la tasa de inflación había subido a 60%, históricamente la más alta.
José Molina Calderón
La situación precaria del sector externo, además, se reflejaba en las reservas monetarias internacionales netas, las cuales, de acuerdo con la contabilidad del Banco de Guatemala, eran negativas en US$155.3 millones. Por otra parte, existía un férreo control de precios, como parte del cual más de 700 artículos y servicios estaban sujetos a precios tope. A su vez, el Banco de Guatemala otorgaba al gobierno central, con alguna facilidad, financiamiento con bajísimo costo. El déficit fiscal, en verdad, resultaba manejable, no obstante que los ingresos fiscales eran muy reducidos.
Cuanto antes, y con la participación del gabinete económico y el apoyo técnico del Banco de Guatemala, preparamos el Programa de Reordenamiento Económico y Social de Corto Plazo, que se conoció como PRES. Los lineamientos más importantes de este perseguían: primero, la reactivación económica, y segundo, tres objetivos fundamentales: en primer lugar, tomar las medidas necesarias para contener la monetización y reducir la tasa de inflación; segundo, “sincerar” el tipo de cambio y que fuera finalmente determinado por el mercado, lo cual implicaba terminar con la paridad del quetzal con el dólar de los Estados Unidos de América.
El tercero consistía en desmantelar el control de precios, que no solo era imposible de controlar, sino que introducía serias distorsiones en el intercambio de bienes y servicios. El Fondo Monetario Internacional nos concedió su respaldo, con algunas sugerencias.
¿Qué sucedió en los últimos meses del período del presidente Cerezo? No lo sé, habría que estudiar y documentarse detenidamente.
Desafortunadamente, a finales de 1990 la tasa de inflación había subido a 60%, la más alta en la historia del país; el medio circulante había crecido 33.9%; las reservas monetarias internacionales netas habían caído, y el tipo de cambio se había depreciado en un 84.7%.
Conversando con algunos colegas economistas, coincidimos en que bajo la administración del presidente Cerezo el país llevó a cabo probablemente las reformas económicas estructurales más importantes y positivas de los últimos 27 años, la llamada era democrática, al dejar libres los principales precios macroeconómicos: el tipo de cambio, la tasa de interés y haber suprimido los precios tope.