Ideas
¿Funcionará la APP del aeropuerto?
El presidente no tardó ni dos días en desdecirse sobre el proceso de la APP.
Esta semana el presidente, Bernardo Arévalo, anunció que el Aeropuerto Internacional La Aurora (AILA) se operaría a través de una alianza público-privada (APP), lo que alegró a muchos y molestó a otros muchos. Sin embargo, no tardó ni dos días en desdecirse, para efectos prácticos, sobre este proceso. ¿Tendremos algún día un buen y eficiente aeropuerto? Quién sabe.
Si se logra convencer a varias empresas de ese calibre podría ser una excelente oportunidad.
En principio, considero que lo mejor es que el gobierno se dedique a sus funciones básicas, y todas las demás actividades, incluso lo que muchos consideran servicios “públicos” sean provistos por empresas privadas. Lamentablemente, en el mundo actual, el gobierno —en general y en la mayoría de los países— se ha atribuido muchas supuestas responsabilidades que lo “obligan” a prestar diversos servicios. En muchos países, han encontrado que las APP son una forma de lograr resultados más parecidos a los que se obtendrían con una operación privada, aunque se siga considerando una operación gubernamental. En ese contexto, considero que las APP son una segunda mejor opción a que los servicios y la infraestructura sean prestados completamente por el gobierno.
En el caso específico del aeropuerto, ya había un proceso iniciado desde hace tiempo para que una empresa haga las inversiones necesarias para ampliar el aeropuerto y que este pueda incrementar lo suficiente su capacidad para poder operar por lo menos otros 20 a 25 años sin contratiempos. Se podría tener el proceso terminado y la empresa ganadora de la licitación funcionando en poco menos de dos años. Y si se aligeran los procesos burocráticos, podría ser incluso menos tiempo.
Sin embargo, en la conferencia de prensa de ayer, el presidente modificó las declaraciones del martes. Dijo que la decisión está, pero que todavía se tiene que decidir el modelo a utilizar, al grado que comentó que una posibilidad podría ser hacer una “empresa mixta”. Pero que, en todo caso, eso es un proceso que llevaría por lo menos 5 años y que, para mientras, ellos van a hacer lo necesario para que “operar” el aeropuerto de la mejor manera posible. También explicó que, para recuperarlo de su estado actual, necesitan que el Congreso apruebe la ampliación presupuestaria, en la cual se incluye una partida de Q200 millones para hacer los arreglos que el aeropuerto necesita actualmente.
Esta fue una forma de decir que, realmente, no está interesado en hacer la APP. Para principiar, su mandato se termina en 3 años y medio, con lo que, el plazo que puso para realizar la APP está casi a la mitad del período de la siguiente administración. Quizá es muy optimista y piensa que el siguiente presidente será alguien que él designe y que seguirá sus instrucciones una vez deje el poder, pero yo veo muy difícil que el siguiente gobierno le dé continuidad.
Si bien ya expliqué que la APP es apenas una segunda mejor opción, pienso que sí es posible implementarla en los próximos dos años, si existiera la voluntad política para hacerlo. Para ello se debe hacer una licitación pública internacional y que uno de los requisitos básicos para participar sea tener experiencia administrando exitosamente por lo menos un par, si es que no más, de aeropuertos internacionales por lo menos del tamaño al que se quiere llevar el AILA. Si no es así, se caerá en los mismos errores que se han cometido muchas veces en Guatemala, en donde este tipo de negociaciones se presta para que los “amiguetes” de los gobernantes —o quienes les lleguen al precio— se queden con el “negocio” y que al final sea un completo fracaso porque no tienen la capacidad ni el financiamiento necesario para cumplir con las obligaciones adquiridas.
Si se logra convencer a varias empresas de ese calibre que pongan sus ojos en Guatemala, podría ser una excelente oportunidad para que tengamos un aeropuerto decente. De otra manera, lo veo difícil y seguiremos teniendo los mismos problemas de siempre, en el aeropuerto, y en el resto de la infraestructura.