Familias en paz

Finanzas saludables, un asunto del carácter

“Compra solo lo necesario, no lo conveniente. Lo innecesario, aunque cueste un solo céntimo es caro”. Séneca

En mi artículo anterior mencionaba que uno de los principales focos de conflicto, separación y divorcio es el mal manejo de las finanzas.


Manejar saludablemente las finanzas personales es un proceso que a veces se aprende con mucho dolor. Hemos de iniciar con enfrentar nuestra realidad, es decir conocer nuestro patrimonio, ingresos, gastos y deudas, para luego identificar los ajustes que hemos de hacer para estar solventes y vivir en paz.


Cuando una persona entra en la fase de crisis, es decir cuando sus ingresos no cubren sus gastos y deudas, la mayoría opta por buscar un nuevo crédito para cubrir el pago de los otros, pero evita trabajar en las debilidades de su carácter que, en esencia, es el motivo que la llevó a este punto.


Salir de deudas no es un asunto solo de subir ingresos o bajar gastos, sino de trabajar el carácter. Un análisis a conciencia de los gastos nos hará caer en cuenta que la mayoría fueron motivados por las emociones, por nuestras aspiraciones. Es decir que por medio de ellos buscamos un estilo de vida que en realidad no podemos pagar. Una aspiración es el deseo de alcanzar algo, la esperanza de conseguir alguna cosa que se considera valiosa. De manera que un deseo no satisfecho estimula la compra impulsiva de un producto y cuando no se tienen los recursos para adquirirlo al contado, se recurre a la tarjeta de crédito.


Todo el márquetin de las empresas se enfoca en capturar a compradores aspiracionales. El artículo El retorno del comprador aspiracional, publicado por The Wall Street Journal, dice lo siguiente: “Más compradores están preparados para gastar a lo loco. El gasto sin medida entre los consumidores aspiracionales está impulsando a las firmas orientadas a clientes de gustos más exclusivos”.

Inicia con este proceso y en poco tiempo comenzarás a ver los resultados.


Inconscientemente buscamos el reconocimiento mediante el consumo de marcas aceptadas por el grupo social al que pertenecemos. A ninguno le gusta verse diferente a su grupo social, sentirse rechazado o que no encaja. Esto le motiva a hacer esfuerzos por mantener un estilo de vida, a veces impagable. Hay una frase que dice: “El consumo, te consume”, y esto es lo que ha llevado a muchas familias a la quiebra.


De manera que el consumo aspiracional no tiene que ver con cubrir necesidades básicas, sino con el logro de estatus, reconocimiento y aceptación; el deseo de lograr una imagen idealizada de nosotros mismos, que los demás validen y acepten.


Reconocer esto es doloroso, pero necesario. ¿Qué hacer para saber si mis hábitos de consumo son emocionales o aspiracionales? Comienza registrando tus gastos, identifícalos en una categoría específica, indicando si cubren una necesidad básica (alimentación, salud, educación, vestuario, vivienda y transporte). Si un gasto no encaja en ninguno de estos, categorízalo como aspiracional. Luego analiza si la compra realizada tenía o no otras alternativas en el mercado y la razón por la cual elegiste esa compra. Por ejemplo, si necesitas un traje para trabajar y tienes tres alternativas con precios diferentes: una reconocida marca de lujo, una marca nacional de buena calidad, un sastre local. La decisión que tomes determina si tu compra fue aspiracional o no.


Todo producto de consumo tiene sustitutos, de manera que antes de elegir evalúa las razones que hay detrás de tu decisión. Si decides en función de tus emociones o en búsqueda de mantener el estatus o una imagen, vas por el camino equivocado.


Inicia con este proceso y en poco tiempo comenzarás a ver los resultados. Estarás iniciando el proceso de dominar tus impulsos.

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