RINCÓN DE PETUL
Excusas que lastiman
Particular disgusto causan funcionarios que con maña esconden su incapacidad e ineficacia, utilizando como excusa el flagelo que violentó a su pueblo. Recurren a explicaciones livianas y pretextos que se pintan de cinismo. Liviandad de compromiso, flojera al dar la cara, desparpajo puro y duro en el ejercicio de la función pública. El Tribunal Supremo Electoral anticipó desde ya que —nuevamente— habrá raquíticos números en la elección presidencial guatemalteca desde Estados Unidos Le echan la culpa al “temor” que puede provocar su situación migratoria irregular. Usan una excusa vieja que era cuestionable, incluso en los peores recientes años de persecución.
Casi cruenta se sentía la hostilidad contra los hispanos cuando entraban los años de Donald Trump. Un tanto menos en las ciudades, sí, pero un tanto más en los pueblitos pequeños, que tienden a ser mucho más conservadores. Por eso, cuando Ricardo, comerciante de pueblo, de aquellos cuya actividad comercial potenció a posiciones de liderazgo entre los suyos, me comentó desde su pueblo de Canton, en la Georgia republicana, que el domingo llegarían cientos de paisanos a presenciar la final de futbol al campo contiguo de su almacén. Yo, un tanto confundido, me afligí. Le cuestioné: “¿Y entonces, y el miedo? ¿Y Trump? ¿Y aquella gran persecución contra los hispanos?” Ricardo reaccionó, pareciendo estar encima de aquella preocupante situación. Me replicó que ahí todos intentaban seguir sus vidas normales. Y que sí, había miedo, pero no uno que paralizara las actividades. Ni siquiera en aquella época cuando un país eligió a quien abrió su campaña con aquella infamia que dijo sobre los “mexicanos”, refiriéndose, más bien, en general, a la hispanidad migrante: “Traen criminalidad; son violadores”.
' Organizar una elección en EE. UU. demandaba un esfuerzo proporcional en planificación y organización.
Pedro Pablo Solares
Ese dolor que tanto pueblo sufrió, hoy se utiliza como excusa para ocultar el pésimo trabajo al organizar esa elección en el extranjero. Y no es que se pretenda aquí alivianar una situación que fue ampliamente reconocida como inhumana desde el tiempo en que inició. Es más, ahora, ciertamente, con acciones como la implementada por DeSantis en Florida se recrudece el problema. Pero, así como aquel partido de futbol en Canton, las actividades importantes para la vida de los migrantes continúan, a pesar de las amenazas de politiqueros con mensajes de xenofobia. Las actividades comerciales —en la mayoría de los lugares— continúa. Las cotidianas, las deportivas, religiosas, culturales y sociales también. Y así, las actividades cívicas y ciudadanas también serían atendidas si se organizaran con el compromiso y seriedad necesarios para obtener resultados mínimamente aceptables. ¿Será que el temor impulsará el abstencionismo, tal como lo anticipó la presidenta del órgano electoral? ¿O será causa de que el Tribunal Supremo Electoral jamás le dio la más mínima seriedad necesaria al asunto?
Organizar una elección en Estados Unidos es, de por sí, un reto titánico para cualquiera. El inmenso tamaño de aquel territorio, la burocracia de ese estado súper regulado, las dificultades logísticas transnacionales y el nulo entusiasmo de un desencantado pueblo que fue expulsado de su tierra natal son obstáculos que demandan proporcional esfuerzo de planificación y organización. Pero nada de esto se dio en este ciclo electoral y, al igual que las demandas locales frustradas, la de los migrantes también deberá esperar más tiempo para florecer. La gente de Ricardo sigue llenando el campo de futbol. Las urnas, empero, este 25 de junio, regresarán vacías a Guatemala.