Godot ha llegado
Engordando al elefante blanco
La incorporación de Rusia como observador del Parlacén nos debe hacer reflexionar sobre la existencia de este organismo.
La decisión de los diputados al Parlamento Centroamericano (Parlacén) solamente tiene dos explicaciones viables: Primero, se trata de los posibles beneficios, específicamente dinero, que el legislativo ruso (compuesto por una cámara baja, que es la Duma Estatal, y una cámara alta, que es el Consejo de la Federación) le otorgará directamente al Parlacén y a sus miembros, que así encontrarán un beneficio personal más por no hacer nada útil. Segundo, la decisión es una iniciativa de Nicaragua, cuyo régimen dictatorial y cavernario logra impactar más en la región que lo que hace el resto de países miembros, reflejando el tercermundismo centroamericano en toda su gloria. El objetivo es incorporar a Rusia solo por incomodar a los Estados Unidos. ¡Vaya logros los de nuestro “Parlamento” regional!
Resulta ridículo que algunos de los presidentes de los países miembros, cuyos partidos tuvieron candidatos a ser electos como diputados del gran elefante blanco centroamericano, se llenen la boca con palabras como progreso, desarrollo, democracia, paz, justicia y derechos humanos cuando con las acciones reflejan lo contrario. La inclusión de Rusia como miembro observador al Parlacén se entendería como una decisión de realpolitik en donde quede claro el interés de la Federación Rusa de aportar al desarrollo político y económico de la región y que a la vez exista una postura diplomática regional sobre la operación militar especial de Rusia en Ucrania, que se está convirtiendo en una guerra con final amargo, como lo expliqué hace un mes (Prensa Libre 25/08/2024). Pero la realidad es que la región existe geográficamente y no políticamente, a pesar de que la mayoría de diputados vividores del Parlacén estén convencidos de lo contrario.
¡Vaya logros los de nuestro “Parlamento” regional!
Centroamérica no podría estar más políticamente dividida con cada país haciendo lo suyo y dejando el tema del regionalismo y la integración para foros académicos, trabajos de estudiantes y declaraciones de organismos internacionales que hablan del istmo como si este contara con un mismo latido y un curso regional definido. Cada uno de nuestros países lleva agua a su molino y a pesar de compartir un mismo idioma, una misma historia y una misma cultura somo incapaces de trabajar y resolver nuestros problemas juntos. La noción de incorporar como observadores internacionales a países como la Federación Rusa o la República Popular de China, acérrimos rivales de Estados Unidos, como una muestra de independencia o diversificación diplomática y comercial de la región con relación a Washington, resulta ignorante y peligrosa cuando la región no cuenta con las herramientas políticas necesarias para no ser utilizada al antojo de las potencias.
Pero hagamos el esfuerzo por ver algo positivo en esta situación, y es que la incorporación de Rusia como miembro observador del Parlacén es un momento importante para discutir nuevamente la necesidad de este organismo. ¿Qué logros tangibles o políticos ha tenido el Parlacén para los ciudadanos centroamericanos, tanto en la región como para aquellos que han decidido migrar? Ya no debemos caer en las falsas promesas de expresidentes como Giammattei, que se llenó la boca sobre el Parlacén para no hacer nada al respecto, y también presionar a los partidos que tienen diputados en dicho organismo para que comuniquen adecuadamente lo que hacen ahí. Es importante reflexionar sobre esto e influir en nuestros gobernantes para que de forma definitiva se reforme o mejor se cierre lo que hasta ahora es el gran elefante blanco de Centroamérica. ¡Feliz domingo!