CATALEJO

En teoría, faltan tres años; pero solo son dos, o menos

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Los primeros 365 días del gobierno de Giammattei pasaron con muchísima pena y casi nada de gloria, a causa de razones foráneas, como evidentemente es el caso de la pandemia del coronavirus, pero también de motivos internos, algunos cercanos a los “importados” y otros como consecuencia de dos factores fundamentales: la mentira como elemento de gobierno, aunque en esto se parece a otros regímenes, pero sin la exacerbación alcanzada ahora. Hay otros: la confianza ciega y sorda en personajillos incapaces para manejar el más mínimo factor de la administración pública, aunque también la característica del mal modo, de la malcriadeza al contestar, así como el capricho por mantener decisiones a todas luces absurdas, solo aplaudidas por su séquito.

' Los peores problemas del país siguen en aumento. Es casi imposible eliminar la actual y muy vieja pesadilla nacional.

Mario Antonio Sandoval

El caso guatemalteco se parece al de otros países -Estados Unidos, España- donde han llegado por la vía democrática personajes causantes de serios daños a la nación donde obtuvieron los votos con base en embaucar a los ciudadanos, esperanzados en encontrarlo en gente sin experiencia política, aunque en nuestro país haya habido terca participación en varias elecciones anteriores más. Los tres casos se parecen en el hecho de haber recibido votos en contra de los demás candidatos, lo cual, como era de esperarse, no significó capacidad para los complicados cargos públicos. En Guatemala ocurrió lo mismo en muchas alcaldías nacionales, como Mixco. Hay entonces un claro debilitamiento de la democracia, porque la ausencia de fraude no significa una buena elección.

Muchas fueron las espectaculares pero luego rotas promesas de Giammattei, aunque realidad desde el principio fueron mentiras, engaños y estafas en el mensaje político, incluso antes de las elecciones. Jamás pensó ni soñó cumplir con atacar de lleno a la corrupción, ahora una característica compartida por él y de hecho casi la totalidad de quienes fueron llamados a cogobernar o fueron también electos por otros grupos ciudadanos, sobre todo en los departamentos. La forma como aumentó la deuda del país ya constituye un enorme peso para todos los guatemaltecos, que incluye a quienes nazcan a partir de hoy y en las siguientes décadas. Llama la atención, eso sí, la ausencia de menciones en la toma de posesión respecto del tema del narcotráfico y cómo combatirlo.

Los problemas más nefastos siguen igual o peor: desnutrición infantil y grandes carencias en la educación. Y lo son porque llevan al atraso humano, a la vez causante de retrasos de capacidades cognoscitivas indispensables para dejar la condena de sueldos mínimos, por mano de obra no calificada. En lo político, el descaro en los gastos, sueldos y contratos otorgados a gente incapaz tiene efectos duraderos. Y en cuanto al desarrollo de infraestructura, la construcción de obras sobrevaluadas y técnicamente mal diseñadas descubren una serie de explicaciones de la forma tan hostil como responde Giammattei a las preguntas, cuando no constituyen alabanzas. Rodeado de aduladores, le es imposible pensar siquiera cómo es la percepción que se tiene de él y su gobierno.

Este año no será nada bueno por causa directa o indirecta del coronavirus. Solo cambios fundamentales, aunque pequeños, permitirán una mínima confianza, perdida con las acciones de burla, como pedir la renuncia al gabinete, con bombos y platillos, para luego no aceptar ninguna. Eso es burla y estafa emocional para la población. En las siguientes elecciones desaparecerá el pseudo “partido” Vamos, como tantos otros. Nacerán nuevos, al ser de nuevo engañados algunos otros ciudadanos. El país no tiene presente y menos futuro si no se hace una limpieza de politicastros, pero eso, desafortunadamente, es un sueño, y por tanto se vuelve casi imposible despertar de la actual y ya añeja pesadilla. No tardarán en aparecer otros personajes haciendo campaña.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.