Con otra mirada
Elogio a la restauración de monumentos
Lo que se hizo me parece un aporte indispensable para la historia de la conservación en Guatemala.
Los destacados profesionales, arquitecto Rodolfo Asturias Méndez e ingeniero Carlos Polo Cossich, amigos y colaboradores, me acompañaron en la ardua y delicada tarea de atender los graves daños a los monumentos de La Antigua Guatemala (LaAG) causados por los terremotos del 4 y 6 de febrero de 1976, a partir de mi elección como conservador de la Ciudad, en 1978. Para mí, esa productiva etapa duró hasta 1986. Para ellos y para fortuna de la ciudad, hasta 1990, período que relatan de manera técnica, precisa y ricamente ilustrada en el libro Restauración de Monumentos en Antigua Guatemala, presentado el pasado jueves en el hotel Porta Antigua.
Por su alto grado de complejidad y nivel de riesgo, como obra de restauración heroica.
La publicación, de 322 páginas, consta de tres capítulos. El primero trata sobre los sismos en Guatemala, estudios internos de la tierra, escalas de medición, marco tectónico e historia de los sismos, los terremotos que han afectado a LaAG; criterio estructural utilizado para la intervención de los monumentos y códigos de diseño utilizados. El segundo, sobre la ciudad y los trabajos de reconstrucción y restauración realizados en la segunda mitad del S.XIX, reparaciones y reconstrucciones realizadas entre 1860 y 1962; creación del Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala (Cnpag) y sus primeros años (1972-1976), primeros trabajos de consolidación y restauración (1976-1978), criterios, técnicas y procedimientos de consolidación y restauración emprendidos en 1978 hasta 1990. El tercer capítulo describe e ilustra con detalle las 16 estructuras intervenidas; abarca el 80% del libro.
Las estructuras intervenidas están localizadas en un plano de la ciudad y área protegida por la Ley Protectora de La Antigua Guatemala. Son descritas desde un marco histórico e ilustradas con planos arquitectónicos y fotografías antiguas; fotos y dibujos de los daños sufridos y del proceso al que fueron sometidas; dibujos de elementos estructurales y detalles, y la minuciosa descripción de lo ejecutado. Pese a que se trata de una importante obra de registro, que podría pensarse ininteligible por su naturaleza de especialización técnica, su descripción histórica, lo que se hizo y cómo se hizo, me parece un aporte indispensable para la historia de la conservación en Guatemala.
La obra de Asturias y Polo representa, además, un grato reconocimiento a todos aquellos que durante el período descrito (1978-90) participaron en las propuestas, gestión, toma de decisiones y ejecución de las obras. Es decir, académicos, profesionales, científicos, técnicos y administradores; dibujantes, secretarias, contadores, personal de apoyo; no digamos maestros de obra, albañiles y ayudantes, mano de obra calificada que hizo posible llevar a la realidad lo planificado en la mesa de dibujo, el escritorio y al pie de la propia obra. La publicación hace acopio de referencias bibliográficas.
Oportunamente, las intervenciones descritas fueron publicadas en la Carta Informativa y Memoria de Labores, medios oficiales del Cnpag. Señalo eso pues han circulado publicaciones que, al no consultar fuentes fidedignas, cayeron en el error de presumir fechas y autores ajenos a la labor institucional realizada, que Asturias y Polo exponen con claridad. Felicito a mis amigos profesionales y agradezco el reconocimiento a quienes participamos en aquella época en la ejecución de proyectos que permitieron a la institución proyectarse internacionalmente, con la celebración de encuentros de relevancia. De igual manera, el alto nivel de aquellas intervenciones propició la invitación a encuentros mundiales.
En una oportunidad, los colegas participantes calificaron el rescate de la fachada de la Compañía de Jesús, por su alto grado de complejidad y nivel de riesgo, como obra de restauración heroica, halago que acepté y agradecí.
ESCRITO POR:
