con otra mirada
El valor de los gestos
Mecanismo paralingüístico que incluye gestos, expresiones faciales, corporales, posturas y uso de señas.
La semana pasada tuve la grata experiencia de encontrar a un joven colega que me abordó para expresar su agradecimiento por un gesto que tuve con él, siete meses atrás, con ocasión del reconocimiento que el Colegio de Arquitectos hizo a quienes cumplimos 25 y 50 años de habernos colegiado. Aquel debió ser un simple movimiento de mano cuando nuestras miradas se cruzaron durante una breve comunicación no verbal.
De ahí la importancia de que “esos gestos de comunicación” sean claros y precisos.
La apreciación que de esos hechos se tenga depende de la sensibilidad de cada quien. No dudo que el lenguaje corporal del joven colega al subir a recibir el botón correspondiente me hizo recordar mi propia actitud, 25 años atrás, y el jocoso comentario de despedida con mis compañeros de promoción, que nos veríamos en el siguiente encuentro, cuando nos impusieran el botón de los 50 años…
Por definición, la comunicación (del latín communicatio, –ōnis) es la acción de transmitir o recibir información. Para eso, los seres humanos usamos el lenguaje. La comunicación oral incluye elementos no verbales que acompañan a la lingüística: la paralingüística, como tonos de sorpresa, admiración, interés, miedo o cansancio; dependiendo de la clase de signos empleados, debe hacerse notar la diferencia entre la comunicación verbal y la no verbal. Otros organismos vivos usan la biosemiótica. La comunicación verbal la expresamos con palabras, mientras que la no verbal la transmitimos a través del lenguaje corporal (kinésica) de las manos o de otras partes del cuerpo; mecanismo paralingüístico que incluye gestos, expresiones faciales, corporales, posturas y uso de señas. Así, pues, la comunicación humana se da por medio del lenguaje, expresiones corporales (kinésica) y el paralenguaje.
En un ámbito más amplio está la comunicación empleada por quienes ejercen un cargo público. Los signos usados, tanto en el lenguaje verbal como en el kinésico y el paralingüístico, son importantes, pues ponen en evidencia el nivel educativo y cultural del funcionario, más allá del valor e importancia intrínsecas de la información que transmite y comparte, dando por descontado, claro está, que sabe de qué trata el cargo que desempeña y la función que representa. Junto a la comunicación por sí misma, es vital saber en qué momento y dónde conviene ofrecerla.
En el caso de las autoridades que el 14 y 15 de enero del presente año tomaron posesión de sus cargos, la comunicación en los primeros cien días de su ejercicio es vital, pues las expectativas del pueblo son grandes. Ese primer trimestre es la etapa en que el funcionario puede y debe aprovechar para exponer cómo se propone actuar para cumplir con las metas y objetivos que el cargo exige y dar a conocer su visión en función de su experiencia y proyección en el largo plazo. Es la oportunidad para comunicar su plan de acción al que podrá recurrir y hacer referencia a lo largo de su ejercicio y, consecuentemente, presumir de su capacidad operativa en la medida que lo cumpla y satisfaga.
En otras palabras, transmitir información, planes, métodos y propuestas mediante el lenguaje verbal, corporal y paralingüístico es clave para exponer las propias expectativas. De ahí la importancia de que “esos gestos de comunicación” sean claros y precisos con el objeto de que el mensaje y la idea de su capacidad de acción sea bien recibida. De lo contrario, la confianza ciudadana se perderá con más rapidez de la que el desgaste natural en el ejercicio de un cargo público aflora con el paso de los siguientes meses.