El secreto mejor guardado de Centroamérica
Me da mucho gusto saber que el querido BCIE muestra cifras envidiables, a pesar de los altibajos en su historia.
El año pasado se festejaron los 63 años de fundación del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), entidad multilateral que surgió como brazo financiero de la integración y el desarrollo de Centroamérica, en el contexto del Tratado General de Integración Económica Centroamericana , siendo los socios fundadores los países centroamericanos —Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica—, pero que actualmente cuenta como socios regionales no fundadores a República Dominicana, Panamá y Belice, y como socios extrarregionales a México, Taiwán, Argentina, Colombia, España, Cuba y Corea.
Me da mucho gusto saber que el querido BCIE muestra cifras envidiables, a pesar de los altibajos en su historia.
Haciendo una breve remembranza de mi paso como presidente ejecutivo de esta querida institución centroamericana, recuerdo que, en asamblea del 28 de mayo de 1998, por unanimidad los gobernadores del banco me eligieron para el cargo, por lo que renuncié como Ministro de Finanzas Públicas de Guatemala y el 1 de septiembre asumí la presidencia del BCIE.
Fue una experiencia inolvidable, grata y retadora, porque fueron tiempos de enormes desafíos. Con el apoyo de los países socios fundadores, un esfuerzo extraordinario de “Looby” en las esferas decisorias internacionales en Washington D.C. y con los organismos multilaterales mundiales y del hemisferio occidental, se logró superar el riesgo inminente sobre el patrimonio del banco que representaba el alivio obligado de la deuda pública de Honduras y Nicaragua, países deudores que calificaban a la Iniciativa de alivio de la deuda de los países más pobres y más endeudados del mundo (HIPC, por sus siglas en inglés). En banca es prohibido hablar de condonación, por lo que se usó este eufemismo.
El HIPC era una iniciativa del Banco Mundial, pero nos apoyó el Banco Interamericano de Desarrollo BID y los países socios extrarregionales. Para fortalecer el patrimonio y el estatus de acreedor preferente, se invitó a integrarse como socios extrarregionales a España, Francia, Suecia, Alemania, Chile y Brasil. España aceptó la invitación. Y se iniciaron acercamientos a socios regionales como Panamá, República Dominicana y Belice.
Simultáneamente se procedió a contratar los servicios de Standard & Poor’s para iniciar el proceso de obtención de la calificación de riesgo crediticio institucional, para acceder directamente a los mercados de capital. Hoy el banco posee magníficas calificaciones de grado de inversión de AA, de lo mejor en América Latina y que no ostenta ninguno de los países del Istmo.
En aquella época, también confrontamos la devastación provocada por el huracán Mitch, que arrasó la región, lo que exigió un esfuerzo adicional de apoyo financiero, tanto al sector público como al sector privado centroamericano.
Por eso me da mucho gusto saber que el querido BCIE muestra cifras envidiables, a pesar de los altibajos en su historia y, además, que ahora está bajo la dirección de la costarricense Gisela Sánchez como Presidenta, y del guatemalteco Jaime Díaz, como Vicepresidente. Su contribución al desarrollo económico y social regional es más que evidente, superando al Banco Mundial y al BID, que quizás sean más conocidos. Siempre dije que el BCIE era el secreto mejor guardado de Centroamérica. Lamento si, que, en la galería de fotos de los expresidentes, no reconozcan mi calidad académica y sea el único al que le ponen simplemente “señor”. Quizás porque mi paso por la institución estuvo marcado por la exigencia, la laboriosidad, el trabajo bien hecho, el orden y la disciplina, que las circunstancias demandaban. Y que también dije, que ojalá algún día ya no necesitásemos de un “banco de desarrollo”, porque nuestros países, por fin, habrían llegado a ser desarrollados.