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El Parlacén, Rusia y el partido Semilla

Y mientras eso ocurría, el presidente Arévalo, en su gusto y disfrute por la diplomacia más que por el Ejecutivo, se distraía por New York y alrededores.

Muy tangencialmente se conoció el ingreso de la Federación Rusa en el Parlacén. La propuesta, sorpresiva para la mayoría de los diputados, se presentó por la Comisión de Relaciones Exteriores, presidida por Manuela Alvarado, diputada del partido Semilla. La iniciativa habría sido del diputado Guillermo Daniel Ortega Reyes, un sandinista operador de la dupla dictatorial nicaragüense, y fue operada con apoyo de parlamentarios de aquel país, pero también de este. Poco más de un año después del ingreso de China en el mismo organismo, lo hace Rusia y, en compensación —porque nada es gratis—, Nicaragua firma compromisos de cooperación “con iniciativas relacionadas con la modernización de infraestructura, el intercambio cultural y educativo; así como el fortalecimiento de la cooperación en áreas de seguridad regional y energía sostenible”.

Si en la década de los sesentas la crisis de los misiles de Cuba fue una estrategia de penetración, ahora solo es necesario pactar con Nicaragua.

Si en la década de los sesenta la crisis de los misiles de Cuba, y la posterior proyección del comunismo hacía Centroamérica desde la isla, fue una estrategia de penetración, ahora sólo es necesario pactar con Nicaragua —seguramente más adelante con Honduras— para desde ahí incidir en los USA. Una suerte de sustitución exitosa del hard power por el soft power, que se torna mucho más eficiente y rentable.

Y eso ocurre con la colaboración especial de la diputada Alvarado y del también diputado de Semilla Ruddy Girón, un lobo con piel de oveja colaborador del criminal confeso Pirulo, que posteriormente fue denunciado y vilipendiado por aquel —cría cuervos…—. Girón tuiteó a favor de lo que hizo la diputada Alvarado y afirmó que “Semilla no votó la propuesta”, lo que nunca desmintió la diputada Alvarado en radio ConCriterio, y que no es posible comprobar porque el voto en el Parlacén es secreto. Parece ser que tampoco lo creyó Alessandro Mecca —asesor del gobierno—, quien tuiteó: “El partido y este gobierno somos los primeros molestos con esto. Es una desviación inaceptable de la línea del partido y del Ministerio de Exteriores en materia de política exterior”.

Y mientras el presidente Arévalo, en su gusto y disfrute por la diplomacia más que por el Ejecutivo, se distraía por New York y alrededores, entrevistándose con Biden y Zelensky y apostando discursivamente por la paz, “sus” diputados daban luz verde al ingreso de la Duma rusa en el Parlacén. El canciller guatemalteco tampoco fue consultado, y la política exterior nacional se ve manchada por esa actitud de los semilleros parlamentarios de quienes, por cierto, el gobierno no ha dicho nada, con un silencio que muestra irresponsabilidad más que corresponsalía, pero también incapacidad y falta de control del partido y de sus integrantes. En la votación, los diputados de El Salvador se apartaron, con un silencio preocupante —o cómplice—, mientras otros nacionales y hondureños permitían el dictamen favorable.

Seguramente los norteamericanos —despistados hasta que salta la liebre— tomarán nota de estas “lealtades” guatemaltecas que añade a las dos dictaduras antagónicas a USA un espacio en el parlamento, y que ya cuentan con un centro de monitoreo satelital y con acuerdos entre medios y periodistas en la región, para promover información afín o manipulada. Un sutil y estratégico golpe al tablero de ajedrez norteamericano que sufre el acoso permanente de esas potencias y que pareciera no darle respuesta la actual administración demócrata, dirigida por alguien que apenas recuerda su nombre.

Circunscritos al ámbito nacional, sería de esperar una postura del gobierno, pero me temo que nuevamente el presidente saldrá de viaje, esta vez para departir con autoritarios y dictadores latinoamericanos invitados por la presidente electa de México a su toma de posesión.

¡Parece que lo que florece es la ideología radical!

ESCRITO POR:

Pedro Trujillo

Doctor en Paz y Seguridad Internacional. Profesor universitario y analista en medios de comunicación sobre temas de política, relaciones internacionales y seguridad y defensa.

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