A contraluz

El ocaso del ogro y su príncipe azul

Poco a poco, el ogro y su príncipe azul comienzan a ver cómo su castillo de corrupción e impunidad se desmorona.

“Había una vez un Príncipe Azul al que un Ogro siniestro, arrogante, paranoico, mitómano, pero enamorado, apasionado y generoso, una especie de versión malvada de Shrek, le prometió regalarle un país si se portaba bien. Era un país chiquito, pero rebosante de minerales apetecidos por los zares rusos, que le obsequiarían grandes riquezas envueltas en alfombras mágicas que los llevarían a los dos a viajar por todo el mundo”. Así comienza La fábula del ogro y el principito azul que lo quería todo, la cual fue publicada por diario elPeriódico, en el 2022, como una alegoría acerca de cómo el mandatario de la época mimaba a su pareja sentimental, quien deseaba ser el rey del universo y quería el país entero, “con sus carreteras, sus puentes, sus puertos, sus hospitales, sus jueces y fiscales, sus soldados, sus universidades, el deporte… fundamentalmente sus dineros…”. El ogro, que tenía fama de mala sangre, no soportó la crítica y lanzó a la feroz fiscal contra quien había osado publicar tremenda sátira.

Jose Rubén Zamora sufrió 813 días de tortura por haber ejercido su derecho a la libre emisión del pensamiento.

Jose Rubén Zamora, presidente del referido diario, fue capturado el 29 de julio de 2022, y la tortura que significó su encierro duró 813 días, durante los cuales la fiscal general, Consuelo Porras, pasó sobre las leyes del país, violentó la garantía constitucional a la libre emisión del pensamiento, pisoteó los derechos humanos de su víctima y demostró de qué está hecha la persona más servil de Giammattei. La ira del ogro y el príncipe azul se manifestó en las plagas bíblicas que le enviaron a su bartolina, con pulgas, chinches, niguas, ácaros y gusanos que atormentaron al periodista durante más de cinco meses. Día y noche le hacían ruidos estridentes para que no pudiera estar en paz y apenas contaba con una hora de sol al día. A Porras no le bastó inventar casos penales, sino que lanzó una persecución contra los abogados defensores de Zamora. También fue artífice del cierre de la versión impresa de elPeriódico, para que no quedaran dudas sobre la razón del ataque contra Zamora.

El procurador de los Derechos Humanos, José Alejandro Córdova, fue juramentado por el Congreso el 20 de julio de 2022, o sea nueve días antes de la aprehensión de Zamora. Este funcionario tuvo conocimiento pleno de lo ocurrido durante los 813 días de “prisión preventiva” que afrontó el periodista, pero en ningún momento se dignó a ir a conocer las precarias condiciones en que se encontraba, mucho menos emitir un pronunciamiento al respecto. Su arribo a la Procuraduría fue producto de un acuerdo establecido por las bancadas aliadas al gobierno anterior y fue amordazado para que esta institución no asumiera ninguna posición crítica contra sus padrinos políticos. A diferencia de Porras, cuyo papel fue convertir al Ministerio Público en una institución de terrorismo penal, a Córdova le correspondió ser un convidado de piedra, o sea un castrado político, a quien no se le permite opinar ni tomar decisiones.

Por fin, el 19 de octubre pasado le concedieron arresto domiciliario a Zamora, pese al hostigamiento y las acciones férreas de Porras contra el juez Erik García para evitar que dejara en libertad condicionada al periodista. No se trató de ningún privilegio, sino que el juez Erick García consideró que se había excedido el plazo de prisión preventiva permitida por la ley y por motivos humanitarios. Un fallo independiente que demuestra que es posible el rescate de la justicia que por ahora se encuentra secuestrada por una mafia incrustada en el Estado. Al respecto, Zamora es muy claro al indicar: “Se me está juzgando por haber denunciado permanentemente la corrupción y defendido la libertad de expresión en el país”. Poco a poco, el ogro siniestro, arrogante, paranoico y mitómano y su príncipe azul que lo quería todo, todo, ven cómo su castillo de corrupción e impunidad comienza a derrumbarse.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.