CABLE A TIERRA

El gran reto que tienen los profesionales de la Usac

Los profesionales egresados de la Universidad de San Carlos de Guatemala, aún pendientes de votar en segunda vuelta, tienen que tomar su decisión final en esta elección para rector, en un momento en que su voto realmente puede decantar el fiel de la balanza hacia consolidar la toma de la Universidad por las fuerzas que tienen de rodillas al país y capturado al Estado, o bien dar con su voto una bocanada de oxígeno a la Universidad, eligiendo a un rector que se plante frente a la degradación y deterioro que ha penetrado a la Usac; deterioro que entró al recinto universitario justamente por medio de una serie de rectores y decanos que dejaron tirado su juramento y la academia para usar a la Usac y meterla en el fango, con tal de satisfacer su hambre de poder.

Duele pensar que la población más educada del país esté colocada en esta disyuntiva. Según el censo del 2018, somos apenas 802,812 personas, un 4.6% de la población quienes hemos logrado obtener una educación universitaria en el país. De estos, los egresados de la Usac hicimos un juramento de defender y mantener vivo el prestigio de nuestra universidad. Juramos, además, servir al país y a las personas más necesitadas de la sociedad con nuestro ejercicio profesional, lo que implica que nuestro actuar reúna estándares de calidad, competencia y conducta que nos pongan a la par de los egresados de cualquier otra universidad de prestigio en el mundo, con el valor agregado de que nuestra misión incluye trabajar por el bienestar colectivo, no solo el particular.

' Sí hay opción para evitar que la Usac se termine de hundir.

Karin Slowing

Como ya vimos, somos una minoría entre millones de conciudadanos que no tuvieron la oportunidad de acceder a la educación superior. Por eso queremos autoridades en la Usac que reconozcan este privilegio y lo usen para servir al bien común. Para que ese privilegio deje de serlo y se convierta en un derecho del que cada día gocen más y más jóvenes en nuestro país. Esto no se puede lograr si no se lidera a la Usac con entereza, sin plegarse al poder, especialmente al que históricamente excluye a las mayorías del bienestar, incluida en esa mayoría a la mayor parte de profesionales en Guatemala, a quienes también se les niegan constantemente las oportunidades económicas y de desarrollo, cuando el poder lo que exige no es capacidad y mérito, sino solo pleitesía.

Por estas razones no debería haber disyuntiva: frente a la corrupción y la degradación universitaria, solo debería haber una opción para todos los y las sancarlistas. Aquella que ponga un alto a la degradación institucional. Las diferencias de matices que ciertamente puede haber entre candidatos honestos, en cuanto a cómo abordar todos los problemas que aquejan a la universidad, deberían poder dirimirse una vez se cancele la amenaza mayor que se cierne sobre la Usac, y que persigue modelar su voz, pensamiento y actuar para sus intereses, y en contra del bienestar de la mayor parte de la población.

La Usac no puede ser una fábrica de producción de títulos para gente que no quiere hacer el esfuerzo de aprender, o que solo quiere ocupar puestos, plazas y espacios financiados con recursos públicos sin hacer el mérito propio necesario. Ya no debe tener autoridades que se aprovechen de las necesidades que también tienen los profesionales de tener un empleo e ingresos, y los manipulen por esa vía para mantenerse en sus posiciones.

Muchos ya vieron que sí hay opción para evitar que la Usac se termine de hundir en el pantano y votaron por ello. Falta que se sumen muchos más para marcar la diferencia. Necesitamos construir un claro donde brille el sol que iluminará el camino que nos saque del pantano en el que están hundiendo a nuestra Guatemala.

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