Catalejo

El discurso, sus acciones y muy rápidas reacciones

Las acciones del primer día del gobierno trumpiano ya provocaron reacciones inmediatas internas en el país.

El discurso de Donald Trump provoca muchísimos análisis y comentarios variados, contradictorios, basados en hechos objetivos o en opiniones. Lo considero teatral, con lenguaje calmado y espacios para despertar aplausos, pero también ególatra y triunfalista: “América, (no USA) reclamará “su legítimo lugar como la nación más grande, más poderosa y más respetada de la Tierra”, con el derecho “de aumentar su riqueza y expandir su desarrollo”, así como ser recordado él como “pacificador y unificador”. Fue directo, contradictorio y ambiguo, causante de discusión, al indicar qué intentará hacer, no cómo ni por qué. Sus órdenes ejecutivas iniciales lo comprobaron: habla en serio, aunque su uso de la exageración convierte en mentira o ilegalidad lo expresado.

Las acciones del primer día del gobierno trumpiano ya provocaron reacciones inmediatas internas en el país.

No mencionó a Groenlandia y Canadá, a quienes quiere agregar al territorio de USA y hacerlo alcanzar el polo norte, pero sí al canal de Panamá (“entregado tontamente”, “vamos a recuperarlo”) y a México, al indicar “devolveremos a millones y millones de delincuentes extranjeros a donde vinieron”, pero agregó: “mantendremos mi política de permanecer en México”. No se entiende si tan enorme cifra sólo son mexicanos o también de otros países. Es aceptable la realidad científica y de sentido común de haber sólo dos sexos en el ser humano y la naturaleza, lo cual no excluye rechazar al hecho de la homosexualidad y el lesbianismo, pero sí al transgenerismo y el reciente “elegetebismo”, más allá de cualquier criterio religioso o moral.

También la necesidad de hacer una especie de revolución en el campo de la política, ahora dominada “por una clase dirigente radical y corrupta” como él mismo conoce y sufrió en su primer período, pero necesitada de normas también en las relaciones gubernativas con el sector privado con beneficios enormes derivados de los gigantescos contratos gubernativos. Prometer el uso de las fuerzas armadas dentro del país, las convertiría en fuerzas de ocupación. Terrible, porque hay formas legales de hacerlo. La eliminación de la ciudadanía por nacimiento ya provocó demandas de 18 estados, al considerarlo inconstitucional y base para abrir batallas legales. En el mundo es urgente saber cómo, cuándo y por qué hará lo expresado en esas rápidas órdenes.

Lo mismo se aplica a sus ideas sobre el destino de sus adversarios políticos y los abogados de contrapartes, jueces, fiscales y abogados según él malintencionados y sobre la emisión del pensamiento, al papel de los supermegaempresarios tecnológicos convertidos en personajes político-partidistas además de dueños de plataformas y medios de información, comentarios y análisis. Llevar a USA a Marte provocó sonrisas de alegría a Elon Musk. “Eliminar todas las bandas y redes criminales extranjeras” supone un inevitable baño de sangre interno y externo, ahora peor al de la guerra contra las drogas, iniciada por Reagan. Hablar del cambio de nombre del Golfo de México demuestra un extraño desconocimiento de la historia y acuerdos del mundo.

Hubo el detalle de gran significación psicológica, como todos: el elegante pero inadecuado sombrero de la primera dama, porque impedía ver su rostro completo ni su mirada. No son minucias; nada lo es en política ni en protocolo. En resumen, los análisis próximos deben centrarse en las inmediatas consecuencias de todo tipo ante las órdenes presidenciales ya firmadas, anunciadas o desconocidas aún. El inicio de ese gobierno ha levantado ya enormes olas y planes de defensa en los países amigos y por eso, siguiendo lo expresado en el discurso, al estar seguros de los grandes retos, entre ellos recuperar la confianza, tan difícil y prolongada, pero además ya se asoma el fantasma del arrepentimiento popular por la forma de su actuación en un mundo interconectado.

ESCRITO POR:
Mario Antonio Sandoval
Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.