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El día de la verdad

Ha sido una campaña como pocas, llena de sorpresas y muchas “primeras veces”.

El próximo martes se llevará a cabo una de las elecciones más importantes del año —y quizá de lo que va del siglo— en Estados Unidos. La vicepresidente, Kamala Harris, se enfrenta al expresidente, Donald Trump. Es una elección importante porque marcará el rumbo de la hasta hoy superpotencia, en un contexto de gran división interna y de conflictos geopolíticos regionales que fácilmente podrían desembocar en una Guerra Mundial. ¿Qué pasará en este día de la verdad?

Ha sido una campaña como pocas, llena de sorpresas y muchas “primeras veces”, empezando porque el presidente y candidato a la reelección dejó la contienda luego de que su propio equipo le tendiera una trampa para que tropezara -¿será por eso que a cada rato para apoyando a Trump “sin querer”?- Luego la selección de la vicepresidente como candidata, salteándose el proceso de las primarias. Harris, apoyada por toda la maquinaria demócrata -incluidos la mayoría de los medios principales en Estados Unidos- subió como espuma de champagne, hasta pasar a Trump en pocos días.

Los papeles se voltearon, luego de ser una contienda entre dos “viejos”, donde Trump era el “joven”, esta pasó a ser el “viejo” contra la joven. A Trump le llevó algún tiempo cambiar el discurso para adaptarse a la nueva realidad de la campaña, lo que le permitió a Harris tomar la delantera a pocos días de lanzarse al ruedo.

Luego la gran sorpresa del atentado contra Trump, en el que por milímetros se salvó de morir. A este le siguieron dos conatos de atentados que no fueron tan espectaculares como el primero, solo porque se lograron neutralizar a tiempo, pero que, de haberse ejecutado, otra podría ser la historia.

En uno de los indicadores que considero más importantes, el de las apuestas, Trump se volvió imparable desde hace unas semanas.
 

Trump poco a poco fue adaptándose a la nueva rival, y paulatinamente fue recuperando el terreno. Le ayudó bastante que Harris no es muy buena para las entrevistas y cometió muchos errores, aun con entrevistadores que hacían todo lo posible para que ella saliera bien librada. Esas cosas, por lo visto, empezaron a calar entre los votantes, especialmente los “independientes” -que no son declaradamente republicanos ni demócratas y que, al final, son quienes realmente deciden el resultado final.

En las últimas semanas, Trump alcanzó y pasó a Harris, especialmente en las encuestas en los “estados bisagra” -aquellos donde ningún partido es preponderante, por lo que el resultado puede beneficiar a cualquier candidato-. Pero, en la mayoría de las encuestas, las diferencias todavía están dentro del margen de error, por lo que no son concluyentes.

A pesar de que tiene muchos medios en contra, Trump ha sabido aprovechar las oportunidades para obtener la cobertura necesaria para llegar a más votantes, como la ida a freír las papas en un McDonald’s para contrarrestar la celebración del cumpleaños de Harris, y, hace un par de días, responder al mensaje de Joe Biden de que todos sus seguidores son basura llegando a un mitin en un camión recolector de basura, con todo y el uniforme. O ir a platicar tres horas con Joe Rogan, quien tiene el podcast más visto del mundo. Son todas esas cosas las que han ido pesando en la gente.

En uno de los indicadores que considero más importantes, el de las apuestas -porque la gente está poniendo su dinero-, la tendencia hacia la victoria de Trump se volvió imparable desde hace unas semanas. Pero, al final, todos estos son solo indicadores. Lo que realmente cuenta es el voto que los ciudadanos emitan en la elección. Y allí podemos tener muchas sorpresas este próximo martes, en el día de la verdad. ¿Quién ganará? Y todavía más, ¿tendrá mayoría en las dos cámaras del Congreso o enfrentará un Congreso dividido o, peor aún, completamente contrario? Lo sabremos, quizás, el 6 de noviembre. Mientras tanto, que siga el estrés.

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

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