De mis notas

El declive de puerto Quetzal, corrupción y colapso

“Tienen equipos inoperantes pero el contrato es proteccionista y están blindados”.  Prensa Libre 26/08/24

El colapso del puerto Quetzal y su problemática, derivada de una larga simbiosis perversa de corrupción entre sindicatos, trasiego de drogas y una administración cómplice y extorsionista, han convertido el puerto más estratégico del país en el peor de la región, en peligro de perder la certificación y ser relegado a rutas de segundo nivel.

En un conversatorio reciente, los empresarios locales expresaron su frustración con la corrupción endémica que ha caracterizado al puerto durante años. El bloqueo reciente de 4 días, provocado por un grupo que paralizó las operaciones, colapsó aún más los absurdos 45 días de espera y las colas de hasta 35 barcos anclados.

El deterioro del puerto se ha intensificado desde la introducción en 2019 de la Ley de Puertos (Iniciativa 5549), que buscaba alinear ambos puertos con estándares internacionales de seguridad y calidad. Sin embargo, la resistencia de los sindicatos y las autoridades del puerto  los tienen secuestrados.

En el conversatorio se señaló que desde febrero de este año, la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) ha incrementado las revisiones de mercancías, provocando demoras de hasta dos semanas. A esto se suma la escasez de conductores de transporte pesado, que están migrando a EE.UU. por el caos de las carreteras.

Para aliviar la congestión, la SAT ha solicitado trasladar los contenedores a almacenes fiscales en la Ciudad de Guatemala para su revisión. Este traslado genera costos adicionales, ya que los importadores deben contratar transportistas autorizados, lo que incrementa el flete interno entre un 10% y 15%. Además, las tarifas de almacenaje y alquiler de contenedores, que pueden alcanzar 150 dólares diarios, aumentan los costos, los cuales se trasladan al consumidor final, contribuyendo a la inflación.

Una sola grúa funciona. 35 barcos anclados. 45 días de espera: El diagnostico fatal.

La corrupción sigue carcomiendo sus entrañas, donde funcionarios de la Policía Antidrogas (SGAIA), ¡oh ironía!, son acusados de exigir revisiones adicionales a contenedores previamente liberados por la SAT. Estas revisiones ilegales, que se eluden mediante mordidas, no solo demoran las operaciones del puerto, sino que generan una “tierra de nadie” donde las normativas aduaneras se irrespetan flagrantemente.

El trasiego de drogas en el puerto involucra a grupos infiltrados en todo el proceso de descarga y salida de contenedores. La embajada estadounidense tiene conocimiento de este tema desde hace tiempo.

Por otro lado, la Comisión Portuaria en Guatemala, que debería regular y supervisar el funcionamiento de los puertos, carece de poder regulador o administrativo, lo que permite a las empresas portuarias operar con poca o ninguna supervisión. Esta falta de control ha resultado en una gestión deficiente de los fondos, un mantenimiento inadecuado de los equipos de descarga, atraque, remolcadores y grúas, y un manejo arbitrario de las tarifas portuarias. Los beneficios generados por la diferencia entre ingresos y egresos se reparten entre los sindicatos de los puertos, perpetuando el ciclo perverso de corrupción.

Como resultado, el mantenimiento esencial se incumple, como el de las grúas, de las cuales hoy solo opera una; el dragado de los canales y la dársena, que ha provocado el asolvamiento y limitado el atraque de barcos con el calado necesario para transportar una mayor cantidad de contenedores, como los modernos cargueros con mayor capacidad.

El estado actual de Puerto Quetzal no solo afecta el comercio internacional, sino que ya está erosionando la competitividad de Guatemala en el ámbito regional. Sin reformas urgentes y una reestructuración profunda del sistema portuario, el país continuará perdiendo relevancia en el comercio global. Esta situación impacta negativamente la economía nacional, dificultando la atracción de inversiones, la generación de empleo y, en última instancia, elevando el costo de vida para sus ciudadanos.

¡Es hora de sacar a las mafias y aprobar la ley 5549!

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.