Esta semana se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente, pero solamente en teoría. Aún no hemos logrado que haya un cambio drástico de conciencia, pensamiento y acción entre los humanos. Si finalmente se diera, lograríamos conservar nuestros hábitats, nuestra flora y fauna y nuestro entorno natural para las futuras generaciones.

¿Qué es lo último que han detectado los científicos? La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha alcanzado un nivel récord, por lo que se espera un panorama lúgubre, a menos que corrijamos el problema sin mayor parpadeo, y lo hagamos todos juntos. Con esto me refiero a todos los países, todos los ciudadanos de a pie, todos los estudiantes, amas de casa, oficinistas, gerentes, industriales, agricultores, políticos y gobernantes, y todos los que aún rechazan creer que hemos sido nosotros los causantes.

Estos son los últimos datos: a) El CO2 atmosférico medido en Mauna Loa en Hawái ha sentado un nuevo récord; b) El Niño podría empujar el pico del próximo año aún más alto de lo esperado; c) Se necesitan recortes drásticos en las emisiones, como los que se observaron durante el covid, para mantener 1.5 centígrados de temperatura; d) Las mediciones promediaron 424 partes por millón (ppm) en mayo de 2023, tres ppm más que el promedio de mayo del año pasado, según datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA); e) En 1958, el nivel era inferior a los 320 ppm; f) El CO2 atmosférico alcanzó su punto máximo en el hemisferio norte en mayo, por lo que ese mes se utiliza como punto de referencia; g) El nuevo récord se basa en el máximo histórico del año pasado, elevando la concentración total de CO2 atmosférico a un 50% por encima de los niveles preindustriales.

Para quienes aún están en duda, los aumentos en los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera son el resultado directo de la actividad humana. Durante el covid, dejaron de circular vehículos y aviones, y se detuvo la deforestación, la polución y los incendios forestales. De súbito se redujo el dióxido de carbono de la atmósfera como jamás se había visto. ¿Cómo cada uno de nosotros puede poner su granito de arena para reducir su huella de carbono? ¿Reforestando, reciclando, descontaminando?

Todos podemos ser parte de la solución. Las personas en las ciudades ya usan más la bicicleta, reciclan y usan menos plásticos. Muchos de los pueblos indígenas protegen sus medios de vida, su productividad y ponen en práctica su sabiduría ancestral. Algunas acciones se dan al capturar agua de lluvia a través de los techos de sus casas, o creando reservorios para surtir de agua potable a los pueblos. Estos son solo algunos ejemplos de adaptación. Hay gente joven reforestando y hay quienes hacen lo imposible por combatir los incendios forestales. Existen organizaciones que están limpiando los mares, lagos o ríos, y otras protegen los arrecifes. Pero lo interesante es proteger los humedales, que forman reservorios naturales y ayudan a mantener la calidad deseable del agua. Junto a los manglares, son importantes sumideros de carbono. Su protección se traduce en retención de gases de efecto de invernadero, y almacenan más carbono que muchos bosques tropicales. Son además un regulador hidrológico y amortiguador ante los eventos extremos del clima, actuando como muros de contención o barreras ante megatormentas y huracanes.

En todas partes del mundo hay personas conscientes que están poniendo de su parte. Escríbame, contándome su historia y cómo Ud. o su organización están aportando al combate, mitigación o adaptación del cambio climático.