Fundamentos

El arte de hacer oposición

La oposición que no se ejerce a tiempo y de buena manera, pierde credibilidad para más adelante.

La sabiduría popular dice que se necesitan dos personas para bailar un tango. Como la vida imita al arte, también para los temas públicos y políticos se requiere de dos, no de dos personas, pero sí de al menos   dos puntos de vista, dos posiciones filosóficas o dos corrientes de pensamiento. En los temas de gobierno, en una democracia sana existen siempre aquellos que tienen el poder y aquellos que aspiran a tenerlo, y en ese juego político se perfecciona la discusión de los asuntos que atañen a toda la comunidad.

Guardar silencio, acomodarse a las mayorías o buscar un mero beneficio personal es un terrible daño a la democracia.

Está claro que quienes hacen gobierno la tienen, en principio, más fácil. Parten de un plan de gobierno, de ofrecimientos de campaña y de la plataforma ideológica de su propio partido. En el caso de la oposición, muchas veces no se tiene tan claro. ¿Cómo hacer la oposición? ¿A partir de resistir las iniciativas de quien gobierna, proponer las propias o hacer ambas cosas? ¿Cómo ser relevantes en un ambiente en que la atención, la iniciativa y los recursos están claramente posicionados del lado de quien ejerce poder? Este es un reto que tienen los que están en la oposición, y el poder hacerlo bien prueba su valor o no en un contexto democrático.

La oposición tiene una gran responsabilidad. Debe recoger el eco de los distintos grupos sociales y de los ciudadanos en los temas que se someten a discusión. Guardar silencio, acomodarse a las mayorías temporales o simplemente velar por rescatar un beneficio personal a costa de sacrificar las posiciones ideológicas es contribuir a que una democracia ya débil de por sí continúe su deterioro. Hacer oposición no significa sistemáticamente oponerse a cualquier iniciativa gubernamental, aunque esa pueda ser la inclinación natural. Se trata de contrastar las propuestas, encontrar puntos de coincidencia, presentar las propias a debate y cuando toque, ejercer un voto responsable en contra de aquello que pueda lesionar los intereses nacionales. En esto último no debería haber complejos. Para eso es la democracia.

Un equívoco natural también es pensar que la oposición se hace solo desde los recintos parlamentarios. Es cierto que es allí donde se toman las grandes decisiones y donde están representadas las distintas fuerzas políticas. Sin embargo, suele ser una vitrina que está bajo el escrutinio público, no siempre con la mejor de las imágenes y con la atención puesta muchas veces en lo trivial y no en la esencia de los temas que se someten a discusión. Por ello una verdadera oposición no solo se libra allí, sino también en el ámbito de la opinión pública, en los encuentros profesionales, gremiales o académicos, en las cortes con las acciones legales que se ejerzan, en las tribunas populares y en los distintos eventos políticos.

También es importante resaltar el elemento de temporalidad para ejercer esa labor de oposición. Muchos podrán pensar que es inútil, inoportuno o precipitado hacer una oposición constructiva desde los primeros meses de un gobierno. Piensan más en los tiempos político-electorales, pero hay que recordar que lo que no se hace hoy a tiempo, pierde credibilidad para más adelante. Hacer oposición es plantear propuestas claras, visiones o enfoques de contraste y si es posible poder ofrecer a la ciudadanía una mirada temprana a los equipos humanos que dicha oposición ofrece para cuando les toque su turno de gobernar. Una especie de gabinete sombra. Eso es lo que se estila en las democracias más logradas.

Gobierno y oposición bailan un tango importante para un país y su democracia. Pero se requiere que cada uno haga bien su parte.

ESCRITO POR:

Roberto Ardón

Es abogado y notario. Cuenta con un posgrado en Empresas y Derechos Humanos y ha realizado estudios en gerencia de organizaciones empresariales, resolución de conflictos, estrategia de oratoria y análisis político. Desempeñó un alto puesto ejecutivo en la dirigencia gremial desde 1994 hasta 2023. Actualmente se desempeña como Gerente de Asuntos Corporativos de Banco Industrial. Ha sido catedrático titular del Instituto Latinoamericano de Gerencia de Organizaciones Empresariales y en dos universidades del país. Formó parte del grupo promotor en la constitución del Consejo Económico y Social (CES), y es egresado del Central American Leadership Initiative (CALI). Es autor de los libros “Los debates políticos en Guatemala” publicado en marzo de 2015; “Triunviratos”, presentado el 10 de julio de 2019: “El Caso No. 21”, en mayo de 2021, y de “Rivalidades”, septiembre de 2023. Es miembro de la junta directiva de la AGG, fundador del Foro de Profesionales Landivarianos y conductor del podcast Generaciones en Contraste.

ARCHIVADO EN: