Hagamos la diferencia

Educación como motor del cambio

Un nuevo año, un nuevo compromiso con la preparación académica en Guatemala.

Atrás quedaron las celebraciones de fin de año, es hora de encarar el nuevo año. Guatemala enfrenta retos y oportunidades que nos invitan a reflexionar sobre el papel de la preparación académica como motor del desarrollo nacional. En un país diverso culturalmente, con abundante riqueza natural, pero marcado por desigualdades y desafíos sociales, la educación es el puente que puede conducirnos hacia un futuro más equitativo y próspero. La preparación académica es una herramienta para el crecimiento personal y un pilar fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad. En Guatemala, donde más del 50 % de la población vive en condiciones de pobreza, la educación representa una vía para romper con los ciclos de desigualdad que han persistido por generaciones. No se trata únicamente de impartir conocimientos técnicos o teóricos, sino de formar ciudadanos críticos, capaces de tomar decisiones informadas y de contribuir activamente al bienestar colectivo.

Invertir en educación no solo transforma vidas individuales, sino que impulsa el desarrollo colectivo del país.

La realidad educativa en el país presenta grandes desafíos. La tasa de deserción escolar sigue siendo alarmante, especialmente en áreas rurales y en comunidades indígenas. A esto se suma la falta de acceso a recursos básicos, como infraestructura adecuada, tecnología y materiales pedagógicos. En este contexto, estimular la preparación académica requiere un esfuerzo conjunto de todos los sectores de la sociedad: el gobierno, la empresa privada, las organizaciones no gubernamentales y, por supuesto, las familias. El gobierno debe incrementar la inversión en educación, no solo en términos de presupuesto, sino también en políticas que promuevan la inclusión y la calidad educativa. La capacitación constante de los docentes, la implementación de tecnologías en las aulas y el fomento de programas de becas son pasos esenciales para garantizar que más niños, jóvenes y adultos puedan acceder a una educación de calidad.

Por otro lado, la empresa privada también juega un papel clave. A través de iniciativas como pasantías, programas de capacitación laboral y apoyo a proyectos educativos, el sector empresarial puede contribuir significativamente al fortalecimiento de las competencias de la fuerza laboral del futuro. Estas alianzas entre el sector público y privado no solo benefician a los individuos, sino que también tienen un impacto directo en la competitividad y el desarrollo económico del país. Las familias, como primera escuela de los niños, tienen una responsabilidad fundamental. Fomentar la lectura, inculcar valores como la disciplina y la curiosidad, y apoyar el aprendizaje en casa son acciones que pueden marcar una diferencia significativa en el rendimiento académico de los estudiantes. Además, es importante que los padres y tutores se involucren activamente en la educación de sus hijos, trabajando de la mano con las instituciones educativas para garantizar el éxito de los procesos de aprendizaje.

En este nuevo año, hagamos un llamado a la acción. Es momento de que cada uno de nosotros asuma su rol en la construcción de un sistema educativo más justo y efectivo. Desde los espacios de decisión política hasta las aulas más remotas, todos tenemos la capacidad de contribuir al cambio. Al final del día, invertir en la preparación académica es invertir en el futuro de Guatemala. Soñemos con un país donde cada niño tenga la oportunidad de descubrir su potencial, donde cada joven pueda perseguir sus sueños y donde cada adulto pueda contribuir al bienestar común con las herramientas necesarias para triunfar. La educación es el cimiento sobre el cual construiremos una Guatemala más fuerte, más unida y esperanzadora. Que este nuevo año sea el inicio de un compromiso renovado con la preparación académica y con el futuro que todos merecemos. Cada quien en lo personal, no importando el nivel académico que tengamos, debemos de asumir un compromiso de preparación académica, para actualizarnos, alcanzar un título académico o, para quienes han dejado tirada su carrera, el continuar sus estudios.

ESCRITO POR:
Samuel Reyes Gómez
Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.