Catalejo

Dos olvidadas efemérides históricas se cumplen hoy

Con 39 años de diferencia, el 3 de julio marca el ingreso de Carlos Castillo Armas y el asesinato de Jorge Carpio Nicolle.

Las fechas históricas importantes, o efemérides, en nuestro país tienden a desaparecer del imaginario nacional y por eso la población en su abrumadora mayoría ignora las razones de celebrar las pocas conmemoradas. Hoy, 3 de julio, ocurrieron dos hechos separados por 39 años: el inicio del gobierno liberacionista encabezado por el coronel Carlos Castillo Armas, en 1954, y en 1993 el asesinato del político y periodista Jorge Carpio Nicolle. En las casi ocho décadas de mi carrera con la vida, tuve la oportunidad de vivir cuando ambas ocurrieron. Fue una Guatemala distinta entre ambas fechas, también diferente a como es ahora y el paso del tiempo, una vez apagadas las pasiones políticas, permite entender sus motivos y cómo se debe interpretarlos.


Los hechos históricos principales necesitan ser conocidos en la primaria y la secundaria. No importa si tiene un nivel básico pero sí debe ser sereno y balanceado en sus pros, sus contras tanto en el análisis como en la toma de conciencia de la etapa histórica mundial cuando sucedieron, la geopolítica y las ideas políticas de toda época. No se trata de repetir fechas, sino de comprender el inicio de etapas, porque rara vez la Historia tiene fechas fijas. Las dos mencionadas hoy me recuerdan dos etapas de mi vida: la del patojo de párvulos en 1954 al adulto joven en 1993 y creo dar algún aporte, no como historiador, al no serlo —aunque el periodista escribe historia a la carrera— sino como testigo generacional de lo ocurrido. En el 54, sin entenderlo. En el 93, entendiéndolo.


De las varias semanas previas a la caída de Árbenz, recuerdo los apagones de media hora por la noche, los ruidos de carros saliendo aceleradamente luego de somatones de sus baúles y el descubrimiento al amanecer frente a las casas cercanas a la mía de los cadáveres de “reaccionarios” ensangrentados y torturados en las instalaciones de la policía. Recuerdo mi miedo y el de mi hermanita, de cuatro años, cuando escuchaba el ruido de las hélices y las ametralladoras del “sulfato”, un avión de guerra de fabricación estadounidense, y me escondía temblando bajo un naranjal del segundo patio. Recuerdo el recibimiento de Castillo Armas por una multitud en el parque central, y después, encaramado en una rama de árbol, vi pasar su impresionante féretro en la 20 calle. Tenía 43 años.

Apenas el 2% de la población adulta de hoy vivía a la llegada de Castillo Armas y tal vez un 40% con la muerte de Carpio.


Tuve una cordial relación con Jorge Carpio, un hombre profundamente democrático. Lamenté su decisión de haber convertido a El Gráfico en un vocero de la Unión del Centro Nacional, porque ello provocó su desaparición después de haber sido asesinado en una curva del camino a Chichicastenango cuando tenía 61 años. Recuerdo cuando me lo informó Ramiro de León Carpio, recién electo presidente, así como su entierro y los varios kilómetros de personas aglomeradas en las aceras y en su inhumación. Ambos asesinatos no fueron aclarados, ni lo serán jamás, estoy seguro. Los dos, en forma distinta y por motivos diversos, quisieron hacer algo por su país y lo pagaron con su vida. Decidir si se equivocaron o no, depende del cristal para juzgarlos.


La interpretación de los personajes históricos tiende a cambiar, para bien o para mal. Algunos caen, otros se mantienen y del resto se cambia la percepción con el paso del tiempo. En Guatemala, su realidad actual deriva de acciones violentas e irresponsables en lo político como en casi cualquier otra área. En general, los guatemaltecos no han recibido suficientes clases de Historia y por eso no la conocen. Un caso claro es el mencionado en este artículo. Apenas el 2% de la población adulta de hoy vivía a la llegada de Castillo Armas y tal vez un 40% con la muerte de Carpio. Por eso se justifica tocar el tema de hoy.


NOTA: La mezcla del resultado del debate Biden-Trump, el tácito perdón de la Corte Suprema y el anunciado atraso del juicio ayudan a Trump en la elección de noviembre. Es el tema del viernes.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.