Dos mujeres, un camino
Emotividad trasnochada provoca falta de rechazo a liderazgo putrefacto.
El régimen político español está empantanado. La cúpula dirigente recurre a reanimar el recuerdo del malsano dictador Francisco Franco (*1892 +1975) para conseguir apoyo. Los nostálgicos del caudillo carecen de incidencia y mucho menos popularidad. Pero se agita a jóvenes como si se viviera en los aciagos tiempos del siglo pasado. Se llama a incautos a destruir una gran cruz de un convento benedictino donde yacen los restos mortales de los dos bandos de la guerra civil de 1936 a 1939. También se mina la transición española, consistente en el establecimiento de un régimen monárquico parlamentario, base de la actual sociedad de bienestar, sin ofrecer ninguna propuesta futura.
Isabel Díaz Ayuso, presidenta de Madrid, y Cayetana Álvarez, diputada, luchan por la integridad.
La tendencia dominante del Partido Socialista Obrero Español asumió la ideología woke. Extremismo en la sexualización de la niñez, destierro a la presunción de inocencia en los juicios donde acusan mujeres y confundir el respeto a la diversidad en la identidad de género con el ataque contra quienes sostengan identidades sexuales tradicionales. Pero ese no es el problema, pues en toda democracia es válido plantear opciones en competencia con otras para conseguir liderazgo social.
El inconveniente es abusar del poder. La esposa del presidente Pedro Sánchez, Begoña Gómez, sin estudios superiores, consiguió ser nombrada directora de un posgrado en la universidad pública de Madrid, la Complutense. La tramitación se hizo con apoyo de empleadas de gobierno. Reprobable favoritismo, pero permitido, pues el objetivo es conseguir ingresos adicionales a las arcas universitarias. Lo sucio consiste en que los patrocinadores privados de esa cátedra consiguieron subvenciones oficiales millonarias para sus empresas.
Además, en la oficina presidencial se urdieron ataques personales contra líderes de oposición. A la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, polemista imparable, al momento de exhibir sus logros económicos y sociales, le arman ofensivas judiciales contra el padre, el hermano, la madre y últimamente, el novio. Los casos de sus familiares han sido sobreseídos; salvo el novio, quien se vio difamado en una disputa con la agencia tributaria. Se revelaron las conversaciones confidenciales sobre impuestos. En la felonía están comprometidos no solo los funcionarios presidenciales, sino el mismo fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.
Un repartidor de coimas, Víctor Aldama, al ser capturado, aceptó colaborar ofreciendo la contabilidad, fotos y constancias. El cómplice del corruptor era José Luis Ábalos, destituido coordinador de gobierno y diputado. En el reparto de dinero y favores fue ayudado por su guardaespaldas, Koldo García. Ambos facilitaron la visita de la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, en clara violación a la prohibición de ingreso al espacio Schengen.
En la denuncia y defensa de la legalidad destaca la diputada Cayetana Álvarez de Toledo. Sus discursos son brillantes, no solo formalmente elocuentes, sino cargados de un sentido doctrinario sobre la democracia, la libertad y la probidad. Defiende la unidad de España, la igualdad ante la ley y no teme exponer sus puntos de vista, aunque suponga disputas judiciales. Como historiadora graduada en Oxford, estudió al obispo Juan de Palafox, el adalid universitario de Puebla, México, del siglo XVII. Como periodista y comentarista es reconocida por su independencia y objetividad.
El problema español es la tozudez de los votantes anclados en el pasado, pues votan y revotan sin considerar terminar con el peculado, sino buscan satisfacer viejas rencillas de inicios del siglo XX.