Liberal sin neo
Descifrando nuevahabla
Discutir la manera de alcanzar objetivos que en realidad no quieren obtener.
En la novela distópica 1984, de George Orwell, nuevahabla (newspeak en inglés) es el lenguaje impuesto por el superestado, creado para cumplir con sus requisitos ideológicos. Es un lenguaje con gramática simplificada y vocabulario limitado, diseñado para reducir la capacidad de pensamiento crítico de las personas. Nuevahabla facilita la comunicación de hechos y dificulta la comunicación de pensamiento abstracto. “El propósito intelectual del vocabulario es comunicar el significado que el estado quiere expresar, excluir denotaciones y connotaciones secundarias, eliminando formas de pensamiento lateral que permitirían a una palabra tener diferentes interpretaciones”. Orwell agregó un apéndice a su novela para explicar nuevahabla (newspeak).
Al leer y escuchar los comunicados de prensa sobre las reuniones del presidente Bernardo Arévalo con Joe Biden, la vicepresidenta Kamala Harris y el secretario de seguridad nacional Alejandro Mayorkas, esta semana, en Washington D.C., se tiene la sensación de que el lenguaje empleado es nuevahabla.
Se realizaron reuniones de alto nivel para discutir la manera de alcanzar objetivos que en realidad ninguno de los dos gobiernos quiere obtener. Discutir mecanismos para detener la migración irregular es nuevahabla para consumo popular. El presidente Biden y el gobierno de EE. UU. no tienen la más mínima intención de reducir la ola migratoria. Durante los casi 39 meses de presidencia de Biden, al menos 10 millones de migrantes han ingresado de forma irregular a EE. UU. Lo que saben los cárteles, todo migrante y cualquier coyote es que al cruzar la frontera y entregarse a las autoridades es probable poder permanecer en ese país. El gobierno de EE. UU. dispone de un vasto arsenal de leyes y recursos para frenar la migración ilegal; ha escogido no aplicarlas por motivos económicos y políticos. El gobierno de Biden ha pedido más presupuesto para atender el tema migratorio, no para detener la migración, sino para aumentar su capacidad para procesar y asentar migrantes.
Lo que saben los cárteles, todo migrante y cualquier coyote.
El gobierno de Guatemala no hará cosa alguna por detener la migración, ni le conviene hacerlo. La recepción de remesas enviadas desde EE. UU. es la actividad económica más dinámica del país; durante pasadas décadas ha crecido con más vigor y magnitud que cualquier otro sector. Es una fábrica de divisas que genera más dólares que todas las exportaciones del país, un pulmón que provee estabilidad económica y política y distribuye ingresos a lo largo y ancho del Guatemala. Ningún gobierno chapín tocaría eso.
En nuevahabla, el gobierno de EE. UU. mantiene el discurso de que quiere frenar la migración, cuando en realidad la promueve. El gobierno de Guatemala dice querer colaborar para reducir la migración; lo que quisiera es obtener estatus de protección temporal (TPS) para los chapines que residen en EE. UU.
La vicepresidenta Kamala Harris visitó Guatemala en junio 2021 con el mensaje de “no vengan” y la política de “atacar las causas raíz” de la migración irregular, con la promesa de muchos dólares. De esa visita a la fecha la migración se aceleró. En la visita del presidente Arévalo esta semana a Washington D.C. la retórica es la misma: causas raíz y dólares.
El hecho de que el presidente Joe Biden recibiera al presidente Bernardo Arévalo es significativo, una poderosa señal de que la relación entre ambos gobiernos está en un mejor nivel y que el gobierno de Guatemala es bien visto. El viaje de Estado no frenará la migración ni atacará las causas raíz; al menos lograría cultivar buenas relaciones con altos funcionarios y quizás mejorar la imagen del país.