Con otra mirada

Derecho de la Cultura

Se reconocen como motor del desarrollo integral, tendente a superar los índices de desarrollo humano.

En artículo precedente califiqué de acto heroico la celebración de la Feria Internacional del Libro en Guatemala. Apreciación que confirmé con la presentación de Max Araujo, el jueves 11, de su libro Derecho de la Cultura: La especialidad jurídica poco conocida, que me recordó la expresión bíblica “voz que clama en el desierto”, citada por los cuatro evangelistas. La presentación fue comentada por los expertos, licenciados: Alfonso Ortiz Sobalvarro y Patricia García Santana.

Que su esfuerzo permita mejorar la calidad de vida de los “hacedores y portadores” de cultura.

Convengamos con que la cultura, como creación humana, es el conjunto de valores que permite al hombre identificarse con sus semejantes y así, considerarse miembro de un conglomerado. Sabemos que ese caudal de valores abunda en Guatemala, aunque es directamente proporcional al alto índice de analfabetismo funcional, es decir, saber leer y escribir, mas no entender lo que se lee y no poder transmitir una idea por escrito.

A pesar de esa realidad, Guatemala es pródiga en legislación. La defensa de los bienes culturales empezó en 1895 (presidencia de J.M. Reyna Barrios) cuando en París aún no era legislado, según lo expuso el licenciado Ortiz Sobalvarro. La Revolución del 44 creó el Instituto de Antropología e Historia para hacerse cargo del patrimonio cultural. La Constitución Política de 1985 dio lugar al período democrático y creó el Ministerio de Cultura y Deportes, en cuyos primeros años la producción de legislación cultural fue abundante y detallada.

En 1987 me integré al Ministerio de Cultura y Deportes bajo la dirección de Ana Isabel Prera, Marta Regina Rosales y Klaus Krause. El Departamento Jurídico estaba a cargo del licenciado Alfonso Ortiz Sobalvarro, a quién conocí en 1978 cuando me inicié como Conservador de La Antigua Guatemala, y del entonces joven autor del libro que comento, Max Araujo, abogado, hombre de letras y clara vocación de la promoción cultural.

Los comentaristas Ortiz Sobalvarro y García Santana señalaron la importancia del Derecho de la Cultura, tanto en su aplicación práctica como en la formación de nuevas generaciones de abogados. El autor agradeció al licenciado Ortiz Sobalvarro el valor de sus aportes y calificó como pionero en los temas derecho de la cultura y legislación cultural en nuestro país. La licenciada García Santana hizo énfasis en la personalidad y formación académica del autor.

En palabras del licenciado Araujo, el Derecho a la Cultura es la disciplina jurídica que estudia los procesos normativos culturales y el papel que representa. Incluye el estudio del Derecho de Autor y Derechos Conexos; los derechos culturales de las personas en lo individual, lo colectivo y lo relacionado con diversidad cultural. Reconoce y regula derechos y obligaciones, entre estos, laborales, fiscales y tributarios para hacedores y portadores de expresiones culturales, tradicionales o artísticas e incluye la sanción de los delitos contra el patrimonio cultural y la propiedad intelectual. La legislación cultural está contenida en la Constitución Política de la República, leyes ordinarias, Convenios y Convenciones internacionales; acuerdos gubernativos, acuerdos ministeriales y disposiciones emitidas por distintas entidades, que generan derechos y obligaciones, que incluye más de 500 normas.

Hoy, la cultura y la conservación del patrimonio cultural se reconocen como motor del desarrollo integral, tendente a superar los índices de desarrollo humano. Ante esos bajos índices en Guatemala, su implementación es cuesta arriba, lo que no significa desestimar los valores fundamentales de la cultura como identidad, pertenencia y autoestima entre otros. Felicito a Max y confío en que su esfuerzo permita mejorar la calidad de vida de los “hacedores y portadores” de cultura en nuestro país.

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.