Si me lo permite

Debemos avanzar a pesar de los obstáculos

Con buena determinación los obstáculos no llegan a ser limitantes para nuestro avance.

“Caerse no es un fracaso, el fracaso viene cuando te quedas donde has caído”. Sócrates


Cuando se habla de dificultades hay que tener presente que cada uno lo habrá de ver diferente y por la misma razón habrá de decidir de qué manera habrá de proceder para poder seguir adelante. Por la misma razón es incorrecto esperar que las personas se pongan en nuestro lugar para que de ese modo seamos comprendidos. Las personas que están en nuestro derredor y nos aprecian lo que habrán de notar es una auténtica empatía, y de ese modo ser solidarias con nosotros por lo que estamos pasando. Por esa razón nos darán apoyo y nos animarán con palabras apropiadas para que no nos demos por vencidos.


Es probable que algunos de los nuestros, cuando les explicamos los obstáculos que estamos enfrentando, no nos puedan comprender. No es que la explicación que les dimos no fuera la adecuada, simplemente lo que nosotros estamos viviendo es muy extraño y único, y por ello los demás no lo habrán de entender. Aun cuando algunos, con la máxima solidaridad, nos digan que nos comprenden, habrá detalles que quedarán fuera de la comprensión.


En el diario vivir fácilmente los obstáculos tienen la capacidad de frenarnos en lo que estamos queriendo lograr, pero es allí donde se hace más evidente la determinación que hay para avanzar. Seguramente conocemos a muchos que cuando se presentó una pequeña dificultad abandonan el proyecto que han soñado y por el cual tanto se han esforzado. Por otra parte, también sabemos de aquellos que son constantes en lo que se propusieron y cuando otros les sugieren que cambien el plan que se han trazado, les crea mayor determinación a seguir y finalmente lo logran.

Las dificultades de la vida tarde o temprano descubrirán cuánta determinación hay en nosotros                      


Es importante que cuando se está en los años formativos de la niñez que se pueda inculcar la persistencia y la determinación que se debe tener para alcanzar lo propuesto. Muchas veces son simples palabras que se les pueden decir como “tú lo puedes hacer, adelante, no te desanimes”. Claro que mucho depende a quien se lo decimos. No es lo mismo cuando los padres lo están animando a uno por la autoridad que tienen, a que lo diga un amigo porque sabe que vale la pena todo esfuerzo por el provecho que habrá de producir.


Es sorprendente cómo llegamos a ser admirados por los que nos conocen y nos rodean al concluir una etapa de un proyecto, el cual no ha sido fácil, pero la simple persistencia y la adecuada constancia nos permitió llegar al final y así tener la merecida gratificación. Un ejemplo muy sencillo está en los que participan en alguna especialidad de los deportes y que después de mucho tiempo de entrenamiento participan en una competencia, logrando una meta, la que fue soñada. Luego siguen porque quieren mejorar lo que habían logrado y que en la próxima participación haya una manifiesta mejoría.


En todas las áreas de la vida, este principio es fácilmente aplicable porque si uno no está avanzando implica que ha quedado en el mismo lugar. Es muy probable que al no avanzar hay una manifiesta regresión, y por lo mismo, un desánimo difícilmente superable. El reto es para cada uno de nosotros, para examinarnos y ver en qué área de nuestra vida hemos permitido que el conformismo nos domine y por ello no hemos buscado un modo de superar los impedimentos y así avanzar.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.