MIRAMUNDO
De ladrillos y mensajes
El domingo es Nochebuena y el lunes, Navidad. Los mensajes de felicidad, dicha y paz abundan del diente al labio, porque la mayor preocupación de muchos es solo una: comprar.
El tiempo del consumismo llamaba mi papá a esta época, y por eso, en lo personal, me resulta harto difícil escribir la columna previa al 24, porque sin duda hemos perdido nuestro norte y solo basta salir medio a la calle para comprobarlo.
Poco a poco hemos descalabrado los mensajes y hemos priorizado lo construido con ladrillos. Desde hace siglos se edificaron bellísimas catedrales para exaltar al Altísimo, y buena parte de esos grandes edificios fueron financiados por venta de indulgencias y favores. Eso obligó al proceso de Reforma y Contrarreforma de la Iglesia Católica, del cual surge el protestantismo actual; pero luego también, y sobre todo ante la ausencia de autoridad central, cayó y cae en las tentaciones plutocráticas de forma dramática en total contradicción a su semilla inicial. Ejemplos abundan y se comparten con muchísimas religiones.
En la Universidad Rafael Landívar existe una asignatura llamada “Jesús de Nazareth”, y cuando esta surgió existió la preocupación por parte de docentes y estudiantes de convertir a la Universidad en escuela de religión; sin embargo, pronto se nos explicó cómo dicha materia se impartiría desde la óptica de un Jesús histórico, y recuerdo muy bien aquel desayuno Socrático en la Facultad de Derecho, en el cual se debatió cómo el cristianismo forjó el verdadero sentido de igualdad ante la norma, porque dejó de existir el “Pueblo Elegido” para forjarse una Nueva Alianza para todos y de forma independiente, tanto para el creyente o el ateo, esa concepción positiva y fidedigna debía ser objeto de debate y conocimiento. Ignoro si todos los maestros de esta asignatura cumplieron con el encargo, pero lo cierto es que a otros nos caló el significado, porque a partir de la igualdad ante la ley surge la necesidad de forjar la igualdad de oportunidades, sabiéndonos todos desiguales por naturaleza.
' Dios no es cristiano, nos dijo Desmond Tutu. Debemos abrazar los valores universales, construir puentes de paz, diálogo y concordia.
Alejandro Balsells Conde
El ser humano se maravilla de grandes construcciones en honor a Dios, pero destruimos mares, bosques, selvas y pantanos. Pero lo sucedido en El Salvador me ha dado vueltas a la cabeza, porque se inaugura una de las bibliotecas más modernas, bellas, grandes y bien surtidas de América Latina, justo en el corazón de San Salvador; sin embargo, de seguro la mayoría de sus libros enseñan cómo la historia muestra que la paz se construye con base en el respeto al marco constitucional, aunque su presidente, con grandísimo apoyo popular, rompió las reglas del juego y se postuló como candidato, encarnando al caudillo del siglo 21.
La historia de Bukele la vivió Guatemala con Estrada Cabrera, quien estuvo en la Presidencia 22 años, y con Ubico, quien ajustó un poco menos de 14. Ambos fueron amados, venerados y temidos, y también nosotros en estas últimas semanas vimos cómo quienes gobiernan querían quedarse más tiempo en el poder, y de nuevo los grandes edificios del Centro Cívico y del Centro Histórico, diseñados para ejercer un poder con control de las leyes, casi se convierten en solo cuartos vacíos, sin sustento, sin esencia y, lo peor de todo, como reductos del abuso y la violencia.
Dios no es cristiano, nos dijo Desmond Tutu. Debemos abrazar los valores universales, construir puentes de paz, diálogo y concordia. En muchos hogares, en esta Navidad existirá una silla vacía por la violencia o la desidia estatal. Urge más empatía. Celebremos la felicidad de tantos niños, dejemos de optar solo por los agigolones de compras y la visita de ladrillos. ¡Feliz Navidad!