Catalejo

Cuando la ley se aplica con odio y para torturar

Absurdamente, la Corte Suprema de Justicia ordenó el siguiente juicio contra Jose Rubén Zamora hasta octubre de 2025.

Atrasar un año el juicio contra Jose Rubén Zamora es una decisión llamada a engrosar el basurero legal construido por esta perversa y depravada  Corte Suprema, no merecedora de ser llamada de Justicia, sino de Odio o Venganza, junto con la cámara penal, un grupo lacayuno de acatamiento a monstruosidades jurídicas por las cuales se pierde la confianza   nacional y el prestigio internacional del país. Es, además, una burla causante de asco: lo encarcelaron en julio de 2022 y fue llevado primero a Pavón y luego, a Matamoros; anularon uno de los juicios y le dieron libertad, pero siguió preso porque falta resolver el otro y ahora atrasan el juicio hasta septiembre de 2025. La justicia guatemalteca simplemente no existe. Si no se compra, se obedecen órdenes superiores.

Absurdamente, la Corte Suprema de Justicia ordenó el siguiente juicio contra Jose Rubén Zamora hasta octubre de 2025.

Una güizachada de esta Corte de “Justicia” fue aceptar un nombramiento de poco más de diez meses para integrar una corte cuyo período es de cinco años, y tuvieron el descaro de proponerse de nuevo y aceptar ser escogidos. Comprobaron su calidad profesional y personal y el poco respeto por sí mismos. Integran la corte Gustavo Adolfo Morales Duarte, René Guillermo Girón Palacios, Jorge Eduardo Tucux Tucux y Benicia Contreras Calderón. Los demás son José Luis Samayoa Palacios, Ronald Manuel Colindres Roca, Manuel Reginaldo Duarte Barrera,  Evert Obdulio Barrientos Padilla, Elvia Ester Velásquez Sagastume, Carlos Humberto Rivera Carrillo, Héctor Ricardo Echeverría Méndez,  Claudia Lucrecia Paredes  Castañeda y Oscar Ruperto Cruz Oliva.

También es necesario analizar quiénes pierden, por estas atrocidades de legalidad falsa, realmente. El listado es largo: a) las víctimas directas, enviadas a la cárcel con sentencias exageradas, y los beneficiados gracias a beneficios inexplicables si no se adhiere corrupción, obediencia lacayuna a órdenes, deseo de venganza. Si hay conciencia entre quien la planifica, prepara y presiona, ellos mismos se vuelven también víctimas, pero esos casos son en realidad muy pocos. La publicidad de sus nombres no solo los coloca en un mal predicado ante los ciudadanos, sino puede provocar la imposibilidad de ver de frente a quienes han sido afectados injustamente.

b) Los cónyuges, hijos, hermanos y demás familiares también son víctimas, junto con amigos cercanos, aunque pocos hechores piensan en eso. Es injusto porque casi siempre son inocentes y reciben críticas, abucheos, rechazos a causa de acciones inmorales e ilegales de quienes, como en este caso, aplican la ley con el fin de provocar una tortura no solo física, sino siempre psicológica, espiritual. Lo prueba la confianza de una libertad pronta, para encontrarse con una acción malintencionada casi increíble. Zamora es víctima de una dictadura de legalismos, rechazo de pruebas, atraso malintencionado de juicios, expulsión de defensores. A mi juicio, la meta es tenerlo encarcelado y luego darle una condena menor al tiempo sufrido, o aporrearlo sin golpes físicos, aunque no se descartan, sino con derrumbarlo en su espíritu. Es siniestro.

Con casos como este se afianza la necesidad de cambios en las estructuras legales guatemaltecas. Los tan comunes horrores jurídicos como este, en los cuales el alargado tiempo parece ser una condición insoslayable, tienen como resultado gravísimo el aumento del sicariato o del homicidio voluntario o el asesinato no perpetrado por profesionales en contra de cualquiera de los participantes en todo el proceso. Igualmente fomenta la corrupción en casos de menor escala y abarca todas las divisiones sociales, sin importar el nivel socioeconómico, educativo, sin diferencias religiosas, etcétera. A Jose Rubén solo le queda afianzar la paciencia de esta tragedia y sufrir la separación de la familia. En cierto sentido su caso se parece al de la justicia de Suiza, con el caso Sperisen. Están luchando solos contra un sistema aplicado con mala intención.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.