Cuando se pensaba que la democracia en Guatemala estaba establecida, al blindarla con instituciones como la Corte de Constitucionalidad, el Tribunal Supremo Electoral, un Congreso representativo, la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público, surgen ahora una serie de acciones orquestadas por un plan de continuación con la corrupción en el poder que atentan contra la democracia en el país. El objetivo es que la estructura actual del poder continué, aunque haya cambio de autoridades. Los mismos quieren continuar en el poder, y si no pueden hacerlo directamente, lo harán manteniendo alrededor de la pareja presidencial un entretejido de gobierno que siga obedeciendo sus órdenes. Hay un aparato estatal listo para resistir los cambios que quieran realizarse, alineado a los intereses de oscuros grupos tras el poder que manipulan a los burócratas, dándoles a cambio dádivas que les parecen atractivas para seguir mamando de la ubre estatal.

Y acá es cuando lo Legal va en contra de los principios. Algunas prácticas legales pueden explotar lagunas en la legislación para perseguir intereses particulares, lo que va en detrimento del bien común. La cara más visible de este pacto de corruptos ha sido el Ministerio Público que ha disparado sus misiles en distintos flacos, y ahora está listo para los embates finales buscando evitar la transición del poder. Inicio el proceso para pedir la cancelación del partido Semilla y logró que el registro de ciudadanos del Tribunal Supremo Electoral lo cancelará. También solicito el retiro del derecho de antejuicio para los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, logrando que se les retirara a cuatro de los miembros del tribunal. Ahora ha solicitado el retiro del derecho de antejuicio del presidente electo Bernardo Arévalo, de la vicepresidenta Karin Herrera y del diputado Samuel Pérez, y también la anulación de las elecciones de primera y segunda vuelta. Esto pone en peligro la transición del poder el 14 de enero.

El congreso, otro ente cuestionable en su labor, en maratónicas sesiones, inclusive de noche y madrugada emprendió dudosas acciones: a) eligió los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, lo que no hizo durante casi cuatro años lo realizó en una sesión; b) aprobó un presupuesto cuestionado por distintas personalidades y entidades, y c) aprobó la eliminación del derecho de antejuicio de cuatro de los magistrados del Tribunal Supremo Electoral. Alineándose a las acciones emprendidas por el Ministerio Público, al preparar un cerco que inutilizará al nuevo presidente electo. ¡Qué mala despedida de sus puestos hacen los diputados de este congreso! También el rector de la Universidad de San Carlos se pliega a estas acciones al alimentar acciones en contra de varios de sus contrincantes en las últimas elecciones a rector, por el simple hecho de oponerse a su toma de posesión. Que mal parada queda nuestra Universidad al prestarse a este tipo de acciones, aduciendo daños al patrimonio cultural, sin importar el socavamiento de la autonomía universitaria. El verdadero origen de estos daños ha sido la elección fraudulenta del rector actual, pues si todo se hubiera conducido bajo la transparencia necesaria, nada de esto hubiera pasado.

Se habla mucho de que está ocurriendo un golpe de estado Técnico. La realidad es que se está jugando con fuego. Las repercusiones internacionales serán lamentables y frenarán el crecimiento económico del país. La reacción del pueblo es impredecible y ya lo demostraron al paralizar por varios días mucha de la actividad económica. ¿Cuál es el miedo? ¿Qué es lo que realmente deben a la nación? ¿Qué temen perder? ¿Por qué no quieren entregar el poder? Lamentablemente todo se viste de Legal, pues al intentar buscar una salida al conflicto actual, se encuentra que los señalamientos están apadrinados de legalidad, aunque dudosa, con bases jurídicas rebuscadas sin importar el daño que pueden provocar. Señores del pacto de corruptos, dejen tomar posesión al nuevo presidente, y permítanle trabajar. De lo contrario todos saldremos perjudicados, incluyéndolos a ustedes.