PUNTO DE ENCUENTRO
Contra el Golpe y la criminalización
El golpe de Estado que por la vía judicial pretende concretar el Ministerio Público (MP) de Consuelo Porras avanza al mismo tiempo que la persecución penal en contra de abogados, jueces y fiscales independientes que abanderaron la lucha contra la corrupción y la impunidad.
' El brazo operativo del Golpe está en los juzgados y en el MP.
Marielos Monzón
Y esto no es casualidad, forma parte del mismo libreto autoritario que se viene desarrollando por etapas y que tiene a Guatemala al borde del rompimiento constitucional. El encarcelamiento y el exilio forzado de cerca de 40 abogadas, abogados y operadores de justicia obedece a la estrategia de cooptación y captura del sistema judicial, que es la herramienta fundamental que están utilizando para intentar burlar la voluntad ciudadana expresada en las urnas y perpetuar el sistema de desigualdad, saqueo y corrupción que hoy nos domina.
Con una Fiscal General integrante prominente del Pacto de Corruptos en asociación con juezas, jueces y magistrados que dictan resoluciones a la medida de esos intereses, progresa cualquier causa por ilegal e ilegítima que sea. Así es como han construido los casos de criminalización contra fiscales, jueces, abogados, defensores de DDHH y periodistas y como pretenden evitar que el binomio presidencial del Movimiento Semilla asuma el poder el próximo 14 de enero.
El brazo operativo del Golpe tiene nombres y apellidos cuyos rostros más visibles están en los juzgados y en el MP. Pero las y los golpistas no solo son funcionarios de la Fiscalía, jueces prevaricadores o los vociferantes querellantes adhesivos en las causas contra operadores de justicia y periodistas; hay padrinos y madrinas en el Congreso, las altas cortes, en el poder económico emergente y tradicional, en las fuerzas armadas y en el Ejecutivo.
Sin lugar a dudas hay personajes que operan desde las estructuras de inteligencia del Estado y desde las Redes Político-Económicas Ilícitas que no son otra cosa que la versión actualizada de los CIACS (cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad) que diseñaron y ejecutaron las estrategias para eliminar durante la guerra al “enemigo interno”, etiqueta con la que hoy catalogan a toda persona que consideran un obstáculo para perpetuar el estado actual de las cosas.
Tienen mucho para perder y saben perfectamente que si la correlación de fuerzas cambia –por mínimo que sea el viraje- pueden terminar como Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, en prisión (aunque sea VIP), sin caletas, con órdenes de extradición, sanciones económicas que les compliquen los negocios y con la llave cerrada de los recursos del Estado destinados a la corrupción, la compra de voluntades y al bolsón sin fondo de las obras y proyectos fantasma. Por eso es que no se detienen y por eso también es que de aquí a enero van a intentar evitar a toda costa que Bernardo Arévalo y Karin Herrera tomen posesión o, si no lo logran, que asuman muy desgastados. En eso están y no piensan recular porque el tiempo avanza y les juega en contra.
Aunque su apuesta principal es anular el resultado de la elección, no cejan en su afán de castigar y vengarse de quienes se atrevieron a enfrentarles. Por eso seguirán con los procesos de criminalización y persecución penal indebida como los que vemos ahora en contra de la abogada Claudia González y del juez Carlos Giovanni Ruano, cuyo denominador común es el caso judicial que implicó a la magistrada Blanca Stalling Dávila, quien sigue -como el resto de miembros de la Suprema- ocupando un cargo que venció en octubre de 2019.
Pero no solo los golpistas, corruptos e impunes juegan en esta cancha. Mientras escribo esta columna, el pueblo se prepara para manifestar y defender junto al presidente electo la voluntad popular y el mandato constitucional de alternancia en el poder. Y reitero: no es por un partido político, es por la democracia.