En la medida en que este año atípico se acerca a su fin, al igual que el primer año del actual gobierno, no puedo dejar de pensar en las reflexiones para este 2020. Todos los guatemaltecos hemos pasado por momentos de ansiedad, incertidumbre e impotencia en los distintos ámbitos en los cuales nos desenvolvemos. Nos vimos en la necesidad de innovar, de aceptar el cambio y de reconvertirnos. La necesidad de supervivencia nos hizo tener un mayor impulso para lograr lo que antes mirábamos como imposible o lejano. También nos hizo reflexionar sobre el valor de lo realmente importante y considero que la mayoría de nosotros queremos salir mejores de esta crisis; mejores equipos de trabajo, mejores empresas, mejores familias. Y aquí me gustaría agregar el elemento… un mejor país.

Este año sin duda nos hemos dado cuenta de las deficiencias de nuestras Instituciones públicas, un precario sistema de salud, de seguro social, de educación, de justicia, entre otros; y con ello surge la necesidad de replantearnos los sistemas actuales y proponer mejoras. Estoy convencida que la crítica sin propuesta solo nos lleva a mantener el statu quo de una situación de crisis sostenida, que solo genera inconformidad pero poco soluciona. Incluso, fomenta la polarización entre los críticos y criticados y un círculo vicioso de otorgarle la culpa o la responsabilidad al otro. Este estancamiento no nos permite evolucionar ni como sociedad, ni consolidarnos como una república democrática.

En las repúblicas democráticas funcionales: “es preciso que la ciudadanía haga amplio uso de la voz y controle efectivamente a sus representantes. Es necesaria la democracia, pero no una democracia débil y formal, sino una democracia fuerte y participativa”. Finalizando este mes patrio quiero hacer el llamado a la reflexión cívica y que este domingo pensemos en lo siguiente: ¿Tenemos los ciudadanos responsabilidad alguna en la construcción de cambios y progreso de los sistemas e instituciones que consideramos deficientes?

A través de la conciencia, participación y propuesta ciudadana se pueden construir mejoras en las Instituciones. Thomas Jefferson, uno de los Padres de la Patria de Estados Unidos una vez dijo: “Todo gobierno se degenera cuando se confía únicamente a los gobernantes del pueblo. El pueblo en sí mismo es el único que puede prevenir esto”. Es necesario que así como cada uno de nosotros ha luchado en esta pandemia para mantener un bienestar económico a través de la conservación de nuestros empleos y empresas; luchemos también por alcanzar un bienestar social y político que garantice mayores oportunidades de desarrollo.

Ahora que iniciamos una fase de reactivación económica, participemos activamente en aquellas iniciativas de propuesta para mejorar las Instituciones públicas. Participemos en la crítica constructiva y tengamos cuidado de no caer en dinámicas de críticas sostenidas que buscan capitalizar poder a través de la generación de más crisis. Iniciativas que impulsan la generación de empleo, la atracción de inversión y la mejora del clima de negocios son fundamentales en estos momentos. Promover la recuperación de la confianza en el consumo es indispensable para la recuperación económica, la conservación de empleos y la creación de nuevas oportunidades para todos aquellos que perdieron su fuente de ingresos durante la pandemia. En estos últimos meses, han surgido y se han rescatado propuestas concretas en ámbitos institucionales, económicos, legislativos y de desarrollo de infraestructura. Como primer paso y en ejercicio de una ciudadanía activa, informémonos de estas propuestas y asegurémonos que no sean ignoradas por los representantes que tienen la capacidad de decisión para que estas propuestas se materialicen. De nuestra voz y participación dependerá nuestro futuro.