Mientras continúa la desenfrenada y repudiable corrupción, violencia, criminalidad, extorsiones, masacres, constantes y elevados robos millonarios de dinero del pueblo, abusos de funcionarios, políticos, diputados, jueces, magistrados, poderosos, degenerados, y pilotos responsables de diaria mortandad —no todos por supuesto—, cuya demostrada maldad no se detiene ni se detendrá si no surge una mano dura pero legal de autoridades y guatemaltecos honrados, valientes y dispuestos a todo, para detener repudiable maldad e injusticia que golpea inmisericordemente a nuestra amada y sufrida Guatemala y a sus hijos responsables y pacíficos en general, pero con mayor impacto a niños, adolescentes y jóvenes que merecen obligada y estricta protección para su digno futuro profesional y servicio honrado y responsable a esta bella y golpeada tierra.

Este es un cuento viejo de nunca acabar, pero la ciudadanía responsable debe insistir y luchar para abrir brechas seguras de desarrollo, educación, seguridad, formación, porvenir y excelente mejor futuro de estos futuros ciudadanos que valientemente deberán encarar y cambiar tan triste y oscuro panorama que sufre nuestra amada patria desde hace muchos años sin aparente solución alguna. Sin embargo, debemos mantener firme esperanza de prontos cambios radicales para un cercano, seguro y próspero mejor futuro para esta bendita tierra, sepultando de una vez por todas tantos años de injusticia social y maltrato moral a nuestra gente, particularmente con mayor impacto a hermanos pobres que viven en barrancos, montañas y pueblos sin mínimos beneficios para subsistir y vivir digna y tranquilamente como seres humanos.

Millares de menores son víctimas de extrema pobreza, falta de educación, escasa alimentación, maltrato, embarazo de niñas desde siete años con actuales y futuras frustraciones, así como abusos deshonestos contra niños por desnaturalizados y malvados padres, familiares y amigos poco hombres, borrachos, delincuentes y vagabundos. La migración hacia los Estados Unidos de habitantes de Centroamérica, especialmente de Guatemala, El Salvado, Honduras y Nicaragua, entre otros países, constituye otro grave problema sin solución alguna hasta el momento que lamentablemente ha incluido a numerosos niños de cortas edades que viajan a pie sin la irresponsable compañía de padres o familiares, muchos de quienes han muerto abandonados es desiertos por ilegales y macabros coyotes o capturados por policías fronterizos y devueltos a sus países sufriendo abundantes calamidades humanas.

La desnutrición infantil es otro anterior y actual lamentable y trágico flagelo infantil que no ha podido ser controlado a fondo por las autoridades sanitarias oficiales, pues aparte de que los hospitales están atestados de menores con esta mortal epidemia, existen elevadas cantidades de víctimas en esta capital, pueblos del interior y lejanas montañas que no reciben atención médica alguna por diversas circunstancias y terminan sus vidas sin solución alguna en fríos cementerios ante doloroso y triste silencio de sus seres queridos. Muchos otros pequeños continúan siendo vilmente asesinados a balazos en casas, calles y despoblados por problemas de sus padres y dejado abandonados sus cadáveres en profundos barrancos.

La actual y mortal pandemia que nos rodea ha llevado a cementerios a numerosos e inocentes menores por contagio de irresponsables padres, familiares o por dejarlos salir a calles sin protección sanitaria alguna, aparte de otros males que abaten la vida humana desde hace muchos años por irresponsable actitud de gobiernos que incumplen sus obligaciones. Hasta cuando terminara esta tragedia, quién sabe, anhelamos sea muy pronto.