escenario de vida
¿Cómo atender el problema de la basura en Guatemala?
Hay más de mil vertederos clandestinos ilegales y muchos vertederos municipales mal manejados.
Ante la increíble cantidad de basura y de basureros clandestinos que abundan en Guatemala, muchos de mis lectores me han preguntado si es posible hacer una campaña de comunicación en la cual tanto el Gobierno como las empresas, las alcaldías y el ciudadano común y corriente pudiesen participar para promover el cambio.
A mi modo de ver, el audio de las “bocinas inteligentes” debiera decir “¡Alto!, ¿eres un ciudadano irresponsable? No me contamines”.
Comencemos por saber a qué nos enfrentamos. Por ejemplo, en varios puntos de la ciudad se han identificado alrededor de 167 basureros clandestinos y más de mil en el resto de Guatemala. Estos están llenos de basura comercial o industrial, e incluso doméstica que es depositada ilegalmente en lugares no autorizados como basureros.
Estos “tiraderos ilegales” surgen por personas o empresas que no les importa vertir basura donde les plazca. La razón principal es que no tienen la voluntad de pagar por un servicio de recogimiento de desechos. Pero eso no es todo. Muchos me dirán que aunque venga el camión de basura a nuestras viviendas y hayamos clasificado todo para ser reciclado apropiadamente, no podemos asegurar que lo mantendrán así, ya que algunos mezsclan todo, y nuestro esfuerzo fue de balde. Así es como se contaminan nuestros lagos, ríos, mares o nuestros preciosos bosques por zafarse de la basura de forma irresponsable.
Sin embargo, siguen pasando los días, las semanas, meses y hasta años sin que veamos ese cambio trascendental que debiera ocurrir para que nuestra forma de comportarnos sea diferente. Por ejemplo, seguimos viendo a personas “supuestamente educadas” o con un nivel social alto tirar basura desde las ventanas de sus vehículos. Si vamos por las carreteras de un departamento a otro seguimos viendo cómo crece la basura año tras año a la orilla de las mismas, no solo arruinando el paisaje, sino contaminando a diestra y siniestra con malos olores y dañando la salud de los pobladores.
Podemos seguir señalando el problema de la basura de mil formas, pero muchas personas hacen oídos sordos y siguen ensuciando las calles, tapando los alcantarillados y ni siquiera se percatan de que las inundaciones en sus barrios suceden precisamente por eso y llegan a perder hasta sus viviendas. Luego vienen otras consecuencias de carácter de salud, y muchas personas no se explican por qué se enferman sus hijos o ellos mismos de problemas intestinales o de asma, entre algunos.
La mayor muestra de la seriedad del problema lo vemos con el río Motagua, que va recogiendo desechos y pasa por el río las Vacas —el que un día fue uno de los principales nacimientos de agua del Valle de la Ermita, ahora es un apestoso desagüe—. Allí estamos frente a zancudos y moscas, con un olor nauseabundo, y productos descompuestos, hasta heces fecales. ¡Todo eso se lo lleva el río Motagua!
Hay más de mil vertederos clandestinos ilegales y muchos municipales mal manejados. ¿Hacia dónde va el agua del retrete en las comunidades? Una municipalidad ha venido proponiendo que se instalen las “bocinas inteligentes”, que se acompañan de un micrófono, quizás una grabación pregrabada y un sistema de circuito cerrado que lanza una advertencia. A mi modo de ver, el audio de las “bocinas inteligentes” debiera decir “¡Alto! ¿eres un ciudadano irresponsable? No me contamines.” Puede, además, quedar registrado su rostro para que la comunidad se dé cuenta de quién es el que contamina y sea señalado y abochornado por todos. Ideas como estas son bienvenidas, pero habrá que diseñar una campaña completa que nos impulse a dejar de tirar basura en las calles, y a la industria, a ser más responsable. En general, la campaña debe promover el reciclaje. Si mis lectores me quieren escribir proponiendo ideas para la campaña, son bienvenidos.