LIBERAL SIN NEO
Basura
Para dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos, a veces es necesario recoger la basura de otros (B. Nye). Es improbable que un acuerdo gubernativo (164-2021) constituya solución al problema complejo de la basura y desechos. Es un típico mandato burocrático que complacerá a organismos internacionales, será mayormente incumplido y generará conflicto, cobro de multas y venta de licencias. El Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) perseguirá a los justos y ni siquiera verá a los pecadores.
' Requiere cambios culturales y la convicción de que es necesario incurrir en más costos.
Fritz Thomas
“El Reglamento para la Gestión Integral de los Residuos y Desechos Sólidos Comunes indica que en Guatemala todas las personas deben hacer una clasificación de la basura desde su hogar, antes de que pase el camión recolector”. “Deberán separar sus residuos o desechos sólidos de acuerdo con una clasificación primaria: orgánico e inorgánico; y una clasificación secundaria: papel, vidrio, plástico, metal, multicapa y otros”. Una válvula de escape dice “o en las que indique la Municipalidad de cada municipio”; potencialmente creando cientos de dictadorcitos que reglamenten clasificaciones particulares.
El presidente de la Gremial de Recolectores manifestó que no tienen idea de cómo harán lo que establece el reglamento y no han tenido acercamiento alguno con el gobierno o municipalidades; la normativa debe cumplirse a partir del 11 de agosto. El MARN informó que acordó instalar una mesa de diálogo; primero va el garrotazo y después el diálogo.
Usted es responsable de su basura. El río es perfecta metáfora de la forma de ver la basura y desechos; se lanza al agua y la corriente se la lleva. Descartada y desaparecida, ya no es molestia ni incumbencia. El servicio de extracción de basura es algo parecido al río; los desechos se “sacan” y el servicio se los lleva, nos quedamos con una idea vaga sobre dónde terminan, ya no es nuestro problema. El servicio de extracción de basura continúa la cadena, la deposita en algún relleno sanitario o quién sabe, ya no es su problema. Se acumula, los efectos negativos aumentan, el problema crece. En este punto de la cadena se piensa que la acumulación de desechos es responsabilidad del gobierno o las municipalidades. No recuerdo haber visto el tratamiento de desechos y disposición de basura entre las prioridades en las encuestas de opinión pública o en los debates legislativos sobre el presupuesto del Estado.
Procesar y disponer de basura y desechos es costoso; hacerlo de manera “amigable” para el medio ambiente multiplica el costo. La conciencia ambiental se ha elevado significativamente en décadas recientes, al grado de que el ambientalismo se ha infiltrado en la cultura y se encuentra entre las prioridades en la retórica política, educativa y empresarial. Reducir la contaminación, dar tratamiento adecuado a desechos, proteger el medio ambiente y cuidar de la naturaleza no debe confundirse con la ideología de cambio climático. Tristemente, el ambientalismo y el cambio climático se asocian y confunden.
En el paradigma ambientalista ideal, un mundo perfecto tendría cero desechos, todo se aprovecha; los materiales se reciclan, transforman o utilizan para producir energía. Todo esto requiere logística compleja de recolección, separación y clasificación, proceso y distribución. Bello, pero carísimo; todos lo quieren, a nadie le gusta pagarlo. Lo que exige el MARN es una secuencia de acciones que se traduce en una cadena de costos.
Es un tema que merece ocupar un lugar más importante en el debate público, requiere cambios culturales y la gradual convicción de que es necesario incurrir en más costos.