Columnas Diarias

Ay, ese Trump. Hasta en los convivios

¿Cómo hacer para que la consciencia no interfiera con relaciones de toda la vida?

Estoy seguro de que antes de llegar al convivio anual, todos habíamos jurado que no hablaríamos de los temas que dividen. Pero a media reunión, cuando ya todos nos habíamos puesto al día, alguien tuvo la genialidad de sacar uno de los temas que antes hicieron tanto problema entre el grupo que hasta varios abandonamos el grupo en WhatsApp. No sé por qué salió ese tema, si estoy seguro de que todos recordamos lo que antes pasó. De hecho, ahora que recuerdo, hasta uno de los amigos lo detuvo, repitiendo en alto aquel precepto de convivios y otras reuniones, ahora tan predicado. Dijo: “Es mejor no hablar de política, ni de deportes, ni de religión”, para conservar las amistades. Y todos, robóticamente, asentimos con la cabeza. “Sí, sí”, murmuraron algunos. Los pocos pelones que asistimos guardamos heróico silencio que logramos conservar por casi medio minuto. Pero uno no aguantó. “Es que Trump, no sé qué…” y fue ahí cuando se armó el merequetengue.


No tengo el soporte de alguna encuesta particular, necesaria para hablar con la propiedad de la estadística. Pero me atrevería a decir que en la sociedad guatemalteca, en especial la de nuestras capas más fufurufonas, las más acomodadas, pues, es tendencia celebrar eufóricamente el resultado electoral de noviembre en el norte, como triunfo propio. Algunos en el convivio no ocultaban alegría. Otros, más reservados, tal vez, fueron cautos en vitorear al futuro presidente. Pero la oposición a eso en la reunión la integraba solitaria —aunque enérgicamente— mi única voz, logrando menuda aceptación incluso entre ellos. “Mmm…”, pensé en silencio, entendiendo la analogía, donde a neutrales aquí, al igual que los de allá, no sintieron la repulsión que sentimos quienes desde 2016 nos oponemos a lo que representa el nuevo orden que nos toca a la puerta.

Esto no es como cuando afanados en Guatemala se malmatan por equipos de fútbol de otro país.


Uno, ya aburrido, ordenó a ya no hablar de eso. “La mara se emociona, como si fuera nuestro el asunto”, dijo otro, con una risa a medio dar. Por fin la cosa empezó a menguar, y se abrió el espacio para girar hacia alguna trivialidad. Pero en silencio, me quedó en la cabeza el poco fundamento que tuvo el razonamiento del último, cuando insinuó que esa elección es un asunto ajeno a nosotros. Esto no es como cuando afanados en Guatemala se malmatan por equipos de fútbol de otro país. Bandos extranjeros forman ecos en bandas nacionales, donde tienen nula implicación. En cambio, es válido decir que Trump no es para nada eso. Cierto, puede ser que un estornudo de EE. UU. implica un resfriado en el mundo; en esta región, en particular. La combinación de un Arévalo al tiempo de una Casa Blanca demócrata está por terminar. Y algunos se relamen los bigotes.


Hace nueve años, en el grupo aparecieron estos cismas. Ahora, claro es que la división ideológica mundial sigue, y tal vez aún más intensa y amarga. Recuerdo que entonces se formaron las grietas que ahora provocan escasa convocatoria en nuestras reuniones. Aun, esta vez llegamos al convivio confiados en superar la división que se dio una década atrás. A mí, en particular, me parecía inverosímil que alguien —por lo menos hispano— se identificara con ese individuo. Ahora, hay más consciencia de las posiciones. Por ejemplo, el relajamiento de la diplomacia intervencionista es algo que en un país golpeado por Cicig se espera por los acostumbrados a no rendir cuentas. Realmente, se ve clara esa relación. A ese pesar, ¿cómo hacer para que la consciencia no interfiera con las relaciones de toda la vida? ¿Cómo prevalece el tesoro de la amistad? Preguntas inconclusas para el próximo convivio. Por ahora, no hay más que desear a todos la más feliz Navidad.

ESCRITO POR:
Pedro Pablo Solares
Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.