con otra mirada
Asturias regresará a casa
Material didáctico para entidades de servicio que dio lugar al libro: La arquitectura de la vida nueva.
Por acuerdo gubernativo, el presidente Bernardo Arévalo declaró este año para conmemorar al escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1898-1974), con el objeto de rememorar su vida y obra; revalorizar y recrear su legado literario a través de actividades culturales en diferentes espacios a nivel nacional. Conmemoración a cargo del Ministerio de Cultura y Deportes. También anunció, con el feliz consentimiento de los hijos del premio Nobel, que sus restos mortales serán repatriados luego de permanecer desde 1974 en el cementerio parisino de Père Lachaise, que los vecinos utilizan como parque, pues ahí yacen figuras universales como Jim Morrison, Oscar Wilde, Édith Piaf y Frédéric Chopin. La tumba de Miguel Ángel se reconoce por la réplica de la Estela 14 del sitio arqueológico Ceibal, al sur de Petén.
Sugiero someter a concurso público la elección del lugar y diseño del monumento funerario.
A Miguel Ángel, más allá de sus indiscutibles méritos literarios, se le reconoce su contribución al desarrollo de la literatura latinoamericana y que, con su novela El señor presidente, fue pionero del boom del realismo mágico y el subgénero de la novela de dictador, con la que allanó el camino a autores como Alejo Carpentier, Roa Bastos, García Márquez y Vargas Llosa, que dedicaron novelas a personajes reales o ficticios del caudillismo, propios de las sociedades hispanoamericanas. En Guatemala también se le conoce por sus importantes aportes políticos y educativos.
En 1942, a sus 44 años, fue nombrado diputado ante el Congreso, y dos años más tarde, por su convencimiento antidictatorial y amistad con sus promotores, participó activamente en la Revolución de Octubre de 1944. En 1946 se desempeñó como embajador en México, Argentina y El Salvador hasta 1954, cuando, por el golpe de Estado dirigido por el gobierno de Estados Unidos, con el patrocinio de la United Fruit Company y ejecutado por la Agencia Central de Inteligencia, se exiló en Francia. Durante el gobierno de Julio César Méndez Montenegro (1966-1970), autodefinido como el Tercer Gobierno de la Revolución, tuvo el cargo de embajador en ese país.
Sin embargo, en el ámbito de la educación, sus ideas y pensamientos en bien de las clases más necesitadas de nuestra sociedad fueron considerables. Aparte de su publicación, sirvieron de material didáctico para entidades de servicio que dieron lugar al libro: La arquitectura de la vida nueva (1928), cuyo primer capítulo lo dedicó a la Universidad Popular en los siguientes términos: “Quiero explicaros lo que es esta universidad, porque a ella váis a seguir viniendo todos los días a llevar el sustento del corazón y la inteligencia, a convivir amistosamente con otros espíritus en los primeros pasos por los caminos del conocimiento y porque después de cinco años, por pereza mental o falta de curiosidad, la universidad popular sigue siendo incomprendida”.
“Esta es una universidad libre, creada por iniciativa y esfuerzo de particulares para instruir a los guatemaltecos mayores de diez y seis años… Esta es una universidad gratuita. Los alumnos en ella no gastan de su peculio ni medio centavo. No se hacen contribuciones de ninguna especie ni se permite a los profesores exigir libros, útiles escolares o trajes especiales. Y es, para acabarla de caracterizar, una universidad útil, por la calidad del aprendizaje que ofrece en el menor tiempo posible…”
Junto a la importante decisión de que el Gran Moyas regrese a casa, sugiero someter a concurso público la elección del lugar y diseño del monumento funerario donde descansarán sus restos; y que su llegada estimule la indispensable reforma educativa que permita al Estado de Guatemala, finalmente, formar verdaderos ciudadanos.
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