Catalejo

Asciende la valoración del estudio de la Historia

Como efecto inesperado, la actual confrontación México-España ayudará a ver la historia sin prejuicios basados en el pasado.

A consecuencia de la tensa situación de las últimas semanas entre México y España, han aumentado los artículos, videos y mensajes en redes sociales sobre la historia mutua ocurrida hace un poco más de medio milenio. Las reacciones de los políticos de ambos lados han sido ‘imbuidas en patrio ardimiento’, por haberse enfrascado en las leyendas, medias verdades (realmente mentiras), aferrarse a los mitos, calificar sucesos multicentenarios con criterio actual, muchas veces manchado con la ideología. Pero al mismo tiempo han aumentado las entrevistas y referencias a los historiadores profesionales y sobre todo conscientes de una realidad: los hechos históricos se pueden analizar desde un punto de vista distinto, pero al ser imposible cambiarlos y alterar los resultados, deben ser comprendidos en su contexto histórico, cultural, religioso, etcétera.

Como efecto inesperado, la actual confrontación México-España ayudará a ver la historia sin prejuicios basados en el pasado.

Como tema principal han sido señalados los personajes, sus virtudes y defectos, así como las realidades contrastantes con ideas como considerar paraísos a las sociedades indígenas o a los conquistadores como ángeles enviados del cielo para sacar del salvajismo a los desconocidos habitantes. La realidad no era ideal en Europa ni en el mundo indígena, y sigue así hoy en día. Pero nació una raza nueva de ese choque violento con los españoles, cuya importancia en Europa era mayor a la difundida después por sus enemigos debido a la no suficientemente analizada leyenda negra. México no existía y España tampoco, tal y como los conocemos hoy. Esa conquista tuvo el fin de enriquecer a los invasores y de divulgar la fe católica, el protestantismo de los adversarios también influyó.

Un papel olvidado en las crónicas de la época y ahora en los albores de su merecida valoración es el de las mujeres, tanto indígenas como españolas, quienes compartían el valor necesario para cruzar la mar océano. La creación de la nueva raza hispanoamericana no hubiera sido posible sin su participación,  además de ser las encargadas por razones biológicas —y en ese tiempo religiosas— para la perpetuación de la especie. Llama la atención el concepto andino de la Pachamama (pacha, tierra, universo, tiempo, lugar, y mama, madre) porque le otorga más importancia a lo femenino, como también los mayas con Ixchel. La mujer en un papel superior, en algo similar al concepto católico de María, madre virgen de Jesucristo y con un importante papel de veneración. 

Con la mentalidad de hoy es justo reconocer aún más la labor femenina de esta época, importantísima desde el nacimiento de una nueva raza: La Malinche hablaba varios idiomas locales; en todo el continente realizaban la fundamental labor de cocinar, cuidar a los hijos, coser, ser nodrizas, sin lo cual no hubiera sobrevivido esa mezcla humana. Ello no excluye muchísimos malos tratos, vejaciones, abusos. La cultura no les fue ajena: destacan las poetisas sor Juana Inés de la Cruz en México, y en Guatemala, sor Juana de Maldonado, dramaturga y compositora nacida en 1598, cuya belleza inspiró una pintura de Santa Lucía. Acusada de sacrílega por la inquisición de Nueva España, en 1619, de solo 21 años, se refugió en un convento donde vivió el resto de sus días.

Los historiadores profesionales cuando intentan ser lo menos parcializados posible, a mi juicio están en el inicio de una nueva etapa de aceptación, al colocar los hechos en su contexto histórico, cultural y social. El mexicano Juan Miguel Zunzúnegi, por ejemplo, sostiene, en resumen: “Quien narra tu historia y tiene mando en tus emociones te domina porque las narrativas históricas dan poder a quien las establece”. El perdón debe ser a nosotros mismos, pues así nos libramos de las propias emociones negativas inculcadas. La puerta ya se abrió a la discusión serena a causa de esta nueva confrontación hispano-mexicana, sin importar quién la provocó.  Su efecto, espero, será positivo y ayudará a muchos hispanoamericanos a dejar de renegar de sí mismos.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.