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Arqueología en Huehuetenango
Adrián Recinos, en su Monografía de Huehuetenango, escribió sobre la arqueología de todo el departamento. A continuación, un resumen de la misma y entre paréntesis el número de página. Explica Recinos que en cualquier dirección que se viaje por el departamento de Huehuetenango se encuentran restos arqueológicos. Sorprende desde luego el número y abundancia de los monumentos y ruinas, templos, pirámides, fortalezas, montículos y tumbas. Murallas y juegos de pelota, fosos y construcciones estratégicas, monolitos, piedras esculpidas, diques y obras erigidas para usos agrícolas (408).
Las poblaciones indígenas estaban por lo regular construidas en lugares estratégicos a veces inaccesibles, como la antigua Xolchún, cerca del actual Aguacatán; pero ya se nota en las construcciones posteriores precolombinas siempre, como en el propio Chalchitán, también cerca de Aguacatán, la migración hacia lugares más accesibles, próximos a los ríos y abundantes en tierras de labor (409). Con excepción de las ruinas de las antiguas ciudades de Chaculá, como se verá más adelante, que presentan todos los caracteres de la arquitectura de los mayas, la mayor parte de los monumentos indígenas existentes en el departamento, rebelan un estrecho parentesco con las construcciones quichés del interior de Guatemala, en las cuales es visible la influencia tolteca (411).
Opina Recinos que la descripción de las ruinas de Huehuetenango deben comenzar forzosamente con Chaculá, no solo porque los monumentos de esta región son más antiguos, sino porque sin duda son los de mayor valor arqueológico y mejor cuidados (412). La hacienda de Chaculá se encuentra en el municipio de Nentón, en el norte, a una altura de 1,400 metros sobre el nivel del mar. Arqueólogos alemanes son analizados por Recinos por investigaciones publicadas en Berlín en 1901 (412-413).
' La mayoría de los monumentos revelan un estrecho parentesco con las construcciones quichés, que tienen influencia tolteca.
José Molina Calderón
Chaculá significa probablemente Agua Roja, nombre que sin duda se debe a la presencia de un arroyo que corre cerca de la hacienda ya bajo corpulentos árboles o entre matorrales de mirtos (415). El mirto es una planta nativa del sudeste de Europa y del norte de África. En la colina que se halla enfrente de la hacienda existen dos pirámides bien conservadas, lo que se conoce como Pueblo Viejo Quen Santo (415). Cerca del camino en Nentón que conduce a Comitán, México, pasando por Kanquintic, se halla la Cueva de Los Pájaros, el Cimarrón y Piedra Redonda, parajes que contienen igualmente restos de antiguas construcciones (415).
Restos de construcciones antiguas continúan en las márgenes del río Paijilá en territorio de Santa Eulalia. En el municipio de Soloma los restos de edificios antiguos se esparcen en distintas direcciones (427).
Los principales monumentos de los mames se encuentran cercanos a la Ciudad de Huehuetenango, consistiendo en los restos de la fortaleza de Zaculeu, Tierra Blanca en idioma quiché (428). El dibujo de un plano más antiguo que se conoce de las ruinas de Zaculeu se encuentra en la obra Recordación Florida, de Francisco Antonio Fuentes y Guzmán, en 1690, que fue corregidor en Totonicapán y Huehuetenango.
Entre otros lugares también se encuentran vestigios de ruinas en San Sebastián, Santa Bárbara, Colotenango, Cuilco, Todos Santos, San Martín Cuchumatán, Jacaltenango, San Antonio Huista y en Cambote (cabecera departamental). Algunos investigadores que han realizado exploraciones en sitios arqueológicos de Huehuetenango desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, en orden cronológico, son los siguientes: Eduard Seler, A. Ledyard Smith, John Dimick, Richard Woodbury, Stanley Boggs, Alfred V. Kidder, Aubrey S. Trik, Carlos Navarrete, Mario Tejada Bouscayrol, Greg Borgstede, Ulrich Wolfel, Luis Romero y Luis Castillo.