CON OTRA MIRADA

Árbenz, fin de exilio

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El título del presente artículo es el del libro del fotógrafo Daniel Hernández Salazar, presentado el pasado martes 21 de junio, en la residencia del embajador de Suiza. Fue el día del solsticio de verano, fecha que trae cambio de estaciones astronómicas: verano en el hemisferio norte e invierno en el sur; hecho que veo como augurio para que tan importante aporte de Daniel permita el ansiado acceso al conocimiento de una parte de nuestra historia.

Guatemala, en términos generales, carece de héroes, y cuando estos aparecen se les defenestra a como dé lugar. Tal el caso de Jacobo Árbenz, figura de la Revolución de Octubre de 1944 que derrocó al designado presidente provisional por la Asamblea Legislativa ante la renuncia de Jorge Ubico. La llamada Primavera Democrática produjo los gobiernos democráticos de Juan José Arévalo (1944-51) y Jacobo Árbenz (1951-54).

A propuesta de Arnoldo Ortiz Moscoso, como gesto político para contribuir a la reconciliación nacional, en 1995 el gobierno de Ramiro de León Carpio resolvió resarcir a la familia Árbenz-Vilanova de los bienes incautados, recuperar el recuerdo del héroe ninguneado y repatriar sus restos mortales, rindiendo los correspondientes honores.

En palabras de Daniel: “A lo largo de la historia de Guatemala ha habido personajes polémicos. Pero ninguno ha provocado opiniones tan encontradas como Jacobo Árbenz Guzmán. Su paso por ella dejó una impronta y una herida. El derribo de su gobierno con el auspicio de la administración estadounidense, a través de la CIA y la bendición y apoyo de la oligarquía guatemalteca, equivalió a una amputación que alejó la posibilidad de construir una nación de manera libre y consecuente, con respeto y oportunidades para todos.

' Guatemala carece de héroes y cuando estos aparecen se les defenestra a como dé lugar.

José María Magaña

“La participación de Árbenz en la gesta revolucionaria… y su posterior gobierno son hechos que permanecen en el imaginario popular, no obstante los grandes esfuerzos que los grupos que lo derribaron han hecho por invisibilizarlos.

“El fin del exilio y retorno de Árbenz Guzmán a su patria es uno de esos capítulos faltantes en la historia de Guatemala que esta serie de fotografías quiere reponer”.

La mirada acuciosa de Carolina Escobar Sarti hizo notar que con los documentos desclasificados del gobierno estadounidense se desmitificó su espurio señalamiento de comunista en el contexto de la Guerra Fría y que junto a la disculpa oficial fue identificado como un socialista progresista que deseó un mejor país.

Hans-Ruedi Bortis, embajador suizo, acotó que, durante su exilio, Árbenz y su familia peregrinaron durante cerca de 20 años por países que los rechazaron. En su calidad de hijo de un emigrante suizo, el Estado le invitó a adoptar la ciudadanía, ofrecimiento que rechazó, pues implicaría renunciar a ser guatemalteco.

La nota disonante la puso Alejandro Maldonado Aguirre, cuya presencia inicialmente la pensé como un posible y hasta interesante contrapunto ideológico. Sin embargo, de inmediato desvirtuó la naturaleza de la presentación del libro, potenciando la dicotomía conceptual de nuestro país en su calidad feudal, haciendo encomio de la Contrarrevolución, disgustando a la familia Árbenz presente y los invitados.

El esquema explotador fascisto-feudal que la Primavera Democrática quiso cambiar al capitalismo se mantiene en la visión conservadora de quienes siguen detentando el poder, que son los mismos que orillaron al soldado del pueblo a renunciar al cargo en aquel lejano, pero tristemente presente, 27 de junio de 1954, que dio paso a la Contrarrevolución, liderada por traidores, que justifica por qué hoy estamos como estamos, sin condiciones ni oportunidad para dejar de ser tercermundistas.

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.