PUNTO DE ENCUENTRO
A mis colegas periodistas
Desde hace 12 años, el equipo del medio digital El Faro, de El Salvador, realiza el Foro Centroamericano de Periodismo (CAP), un espacio de encuentro y aprendizaje para periodistas de la región. En esta ocasión y en un contexto de hostigamiento sin precedentes en las últimas tres décadas, con decenas de periodistas centroamericanos en el exilio y varios más encarcelados, el Foro CAP se realizó en Antigua Guatemala. Las investigaciones publicadas en los medios sobre la corrupción de los gobiernos y los reportajes que salpican a los poderes económicos, políticos y militares de nuestros países nos han colocado en el ojo de la tormenta.
Y no es que no lo hayamos estado antes, lo que sucede es que, en su afán por concentrar todo el poder, las élites y los gobiernos han violentado sistemáticamente los derechos y libertades ciudadanas y degradado las democracias, a tal punto de catalogar a medios y periodistas críticos e independientes como enemigos.
La maquinaria gubernamental se ha encargado de perseguir y vigilar. Hace poco, en El Salvador, se comprobó que con recursos públicos se compró el software Pegasus, para vigilar a personas defensoras de derechos humanos, opositores políticos y periodistas, infectando sus teléfonos para obtener información y mantenerlos “bajo control”. Con el afán de procurarse impunidad y mantener un sistema económico, político y social que les garantice continuar con sus privilegios y con la cooptación de los Estados, han suprimido el sistema de pesos y contrapesos entre los poderes públicos y emprendido una estrategia de persecución y acoso en contra de personas y sectores a quienes consideran un obstáculo para lograr sus fines.
' Cárcel o exilio parece ser la consigna de quienes buscan instalar en Centroamérica el autoritarismo del siglo XXI.
Marielos Monzón
Por eso, líderes sociales, comunitarios y de pueblos indígenas; fiscales, jueces y juezas independientes, defensores de los derechos humanos, y medios y periodistas críticos con el poder están bajo la mira. Cárcel o exilio parece ser la consigna de quienes buscan instalar en Centroamérica el autoritarismo del siglo XXI.
Pero aun así, con este panorama complejo, peligroso y por momentos desolador, el periodismo independiente de la región sigue haciendo lo que tiene que hacer: poner luz sobre aquello que los poderosos quieren mantener oculto. ¿Para qué? Para garantizar el derecho de las y los ciudadanos de estar informados sobre los hechos que les impactan y afectan su vida: el uso de los recursos públicos, las negociaciones para la adquisición de medicinas y equipos para los hospitales; la pobreza, desigualdad y falta de oportunidades que obliga a miles de conciudadanos a migrar; la vinculación entre políticos, militares y narcos; los entretelones de la aprobación de licencias y contratos para explotación minera o megaproyectos; o el financiamiento electoral ilícito desde las cúpulas económicas y las redes criminales, por citar algunos ejemplos.
Y precisamente eso es lo que quiero remarcar hoy en esta columna. Cómo a pesar del hostigamiento, el exilio forzado, la persecución judicial sin sustento, la cárcel como castigo, el acoso en redes y una sistemática descalificación a nuestro trabajo las y los periodistas independientes de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica no estamos dispuestos a callar.
El lema del Foro CAP de este año fue: “La libertad siempre encuentra su camino”. Y en eso estamos, ayudando desde el periodismo a que lo encuentre más temprano que tarde. Gracias al querido equipo de El Faro por este espacio de reflexión, unidad y encuentro. Y gracias a mis colegas de toda Centroamérica que siguen, con valentía y compromiso, luchando contra la censura y el silencio que nos intentan imponer. Se les respeta y admira.