RINCÓN DE PETUL

A Buckingham se le comprende mejor desde Inglaterra

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Fue por circunstancias familiares que tanto cursé la primaria en una escuela anglicana en el norte de Inglaterra como también regresé a continuarla a un colegio privado en Guatemala. Cuando vine fui advertido de que habría cambios contrastantes entre lugares como aquel: un pueblo medieval en la pradera inglesa, y lugares como este: una capital latinoamericana en un epicentro tropical. El idioma y el clima eran dos muy evidentes. Otras, curiosidades, como eso de que la arquitectura ya no tenía esos techos inclinados que yo traía tan arraigados en la visual de una casa nórdica, o el cambio del sentido del orden colectivo y otras profundidades que no dejaron de existir. Pero hubo un cambio que no anticipamos pero noté y me impactó. Algo que en Guatemala parecía no importar, pero que en Inglaterra era fuerte parte de la vida, inculcada con vigorosidad y dedicación desde la infancia: El valor y el sentido de pertenencia a la institución.

Pude vivir que los ingleses practican una particular devoción por sus instituciones. Desde temprana edad son inducidos en estas como eje fundamental para su funcionamiento. Ilustro con una referencia que será familiar para quienes gozaron las novelas de Harry Potter. En la escuela teníamos cuatro equipos con el nombre de sendos santos anglicanos: Aidan, Bede, Cuthbert y Oswald. A cada uno, un color: azul, verde, rojo y amarillo; y eran capitaneados por un admirado estudiante sénior. Como en las novelas del mago, cada nuevo alumno era introducido a un equipo (Casa). Un objetivo notorio era premiar el buen trabajo, pues los puntos ganados se reconocían en asambleas semanales y anuales. Pero aún más trascendental, el sentido de pertenencia a una colectividad se fraguaba adentro. La unión con el equipo era apasionada y se sumaba la pertenencia a la escuela. La simbología es también fundamental. Cada institución tiene un escudo, tradición que se remonta a eras históricas.

' El valor y el sentido de pertenencia a la institución.

Pedro Pablo Solares

Cuando viví allá era un niño, pero ya tenía pertenencias de las que me sentía muy parte y que admiraba con mágico misticismo. Aquello de la escuela. Lo de los Scouts, con su fantástica y fascinante simbología de logros y grados, que son parte de un enorme todo. Son estructuras que se pueden ver en muchos casos de la vida inglesa y que luego se transforman en afiliaciones adultas. Por ello no creo que sea aislado el que en ese lugar hayan surgido los movimientos obreros que dieron paso a los movimientos sindicales y el estandarte de la clase obrera. Recuerdo que justamente en esa pequeña ciudad donde vivíamos —Durham— se llevaba a cabo la masiva Miners’ Gala, el festival anual que es un símbolo mundial de la lucha de clases. Véalo como parte de un todo. Desde lo que pareciera menos trascendental —los clubes de fútbol— hasta lo político —piense en las casas monárquicas y sus históricas guerras—, la inglesa es una sociedad que vive en asociaciones colectivas.

A partir de la muerte de la reina Isabel, acaecida esta semana, leí comentarios que me hacen pensar que, desde afuera, a la monarquía se le evalúa un tanto superficialmente. Por su complejo papel político, desde un plano de incomprensión, se le puede ver como una figura meramente decorativa y no tanto por lo que puede significar —profundamente— para una de las más grandes civilizaciones de esta orbe. Un símbolo de unidad que podrá tener muchas críticas válidas, pero que no ha de ser juzgada con simple cínico desconocimiento. El eje fundamental de un pueblo que —ultimadamente— funciona. Una seria labor dedicada que se comprende mejor desde adentro; de la que mucho se puede aprender a vivir en sociedad, a que lo colectivo es siempre más importante y que las instituciones fuertes nos han de llevar más lejos, con símbolos necesarios de pertenencia y unidad.

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.