Cabildo abiertoPueblos indígenas y pobreza

VÍCTOR FERRIGNO

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Si bien Guatemala es un país de excluidos, pues más de la mitad de la población vive por debajo de la línea de pobreza -y el 50% de éstos sobrevive en la pobreza extrema- los indígenas son quienes llevan la peor parte. De acuerdo a los datos oficiales, el 73.8% de los indígenas son pobres, mientras que la pobreza entre los no indígenas es del 40.6%; además, en el campo el índice de pobreza es tres veces más alto que en el área urbana.

El régimen de exclusión histórico que hemos padecido no se asienta solamente en la fuerza de las armas, sino que también se sustenta en la opresión étnico-cultural. Las elites racistas han justificado el sojuzgamiento de los indígenas, aduciendo toda clase de prejuicios, desde que carecen de alma, hasta que son ?amentes, ignorantes, bolos y huevones?.

Así, el racismo no se convierte sólo en un asunto de sangre y linaje, sino que constituye la coartada para justificar privilegios económicos basados en la explotación de aquellos que tienen una cultura y un idioma diferentes.

Para poder discutir sobre el nuevo modelo de desarrollo económico que el país reclama, hay que abordar el tema de la pobreza, y otros de similar importancia, sin prejuicios culturales, políticos o religiosos; de otra manera no habrá consensos nacionales. Para tal efecto, será de mucha ayuda el estudio y debate del informe sobre Pobreza y pueblos indígenas, que preparó la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales -FLACSO- a solicitud de la Secretaría General de Planificación y Programación -SEGEPLAN-.

El informe, elaborado por Pavel Arellano y Virgilio Reyes, aborda tres aspectos nodales del tema: una interpretación antropológica y jurídica del concepto pueblos indígenas; criterios prácticos para definir su ubicación territorial; y los vínculos para relacionar, de manera cuantificable, los índices de pobreza con dichos pueblos. Sobre todo en el primer aspecto el informe puede ser polémico, pero es de indudable utilidad para tener una visión específica sobre la pobreza que asola a los indígenas y, sobre todo, de las políticas públicas para resolver tales carencias.

Los autores explican las razones conceptuales para utilizar el idioma como el principal indicador para diferenciar a los Pueblos indígenas del resto de la población, y establecer en cuales municipios se encuentran.

Así establecen que 193 municipios forman parte del territorio habitado por los Pueblos indígenas, equivalentes al 58.31% del total. En más de la mitad de estos municipios la incidencia de la pobreza afecta a más del 62% de la población.

En ellos, solamente se invirtió el 13% del gasto público en el 2000, y las veredas constituyen la mitad de la red vial, evidenciándose a quienes beneficiaron las carreteras que construyó el gobierno anterior. Esto explica la falta de atención del Estado a los indígenas, y las dificultades para promover una producción no tradicional, acceder a los mercados y promover la salud pública.

Sin embargo, el informe no sólo demuestra con cifras y datos cómo la discriminación se expresa en las políticas de gobierno, sino, también, el enorme aporte que los pueblos indígenas brindan al resto del país. En estos municipios, por ejemplo, se cultiva el 53.1% de la denominada agricultura limpia anual nacional, así como el 73.2% de las hortalizas y el 46% del café, a pesar de que se les ha arrebatado sus mejores tierras.

Gracias a los Pueblos indígenas no somos un desierto, pues producen de manera racional y cuidan el medio ambiente, como lo demuestra el que el 51% de los bosques de latifoliadas, el 66% de los bosques de coníferas, 81% de los bosques mixtos y 49% por ciento del bosque de regeneración se encuentre en los municipios que habitan. Por ello, esta es la región que más agua produce y en la que se encuentran casi la totalidad de los cuerpos acuíferos del país.

Los datos, porcentajes y mapas que el informe aporta, todos de origen oficial, evidencian que la pobreza que afecta a los Pueblos indígenas es el resultado de ancestral y vigente régimen de exclusión y discriminación, y no la consecuencia de su origen étnico y cultural, gracias al cual sobreviven.

Aún sigue vigente el reto que Manuel Colom planteara antes de ser asesinado: ?Guatemala tiene una misión incumplida que realizar en el presente, y es la de tomar conciencia de su identidad nacional, indispensable para su verdadero y auténtico progreso?.

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