ESCENARIO DE VIDA
Bob Porter, un hombre fuera de serie
Muchísimos años hace que conocí al famoso arreglista, compositor y trompetista, Bob Porter. Fue cuando producía por los años 80 mi programa de TV infantil “MONITOR” por Canal 11. Lo más significativo que perdura en mi memoria es cuando hizo los arreglos musicales de los discos de la artista Vanessa, a quien descubrí cuando ella apenas tenía 9 años. Entre los arreglos están: La Gallina Tú Tú, El Conejo Mago, La Casita en la Montaña, El trabalenguas, El Popurri del Buen Día, entre una treintena más, todas de mi autoría (música y letra). Gracias a Bob los arreglos de Vanessa hicieron historia.
Cuentan por ahí que Bob tuvo un gran amor por su profesión cuando apenas era un niño. En 1937 recibió una trompeta para Navidad, que a sus padres les costó US$15. ¡Quién se iba a imaginar que en las manos de Bob, esa trompeta fuese a inspirarlo y compuso música para las mundialmente famosas series del Pájaro Loco y Lassie, por mencionar algo.
Todo cobró forma cuando tenía 18 años y fue llamado a enlistarse en el ejército de Estados Unidos. Sin embargo, un golpe en su rodilla, al jugar baloncesto, fue el detonador para convertirse en un gran músico. Estando lisiado en la base de la Fuerza Aérea del sureste de California tenía tiempo, cada miércoles y sábado, para tocar su trompeta y así animar a los soldados. Fue allí donde se dio cuenta de su verdadera pasión.
Años más tarde llegó a Guatemala prácticamente como misionero, además fungir como director invitado de la Orquesta Sinfónica Nacional de Guatemala y fundador de su propia orquesta. Su llegada a Guatemala fue por los años 70 cuando Bob y su esposa Marcelyn Mittendorf —quien fue la editora de Un Show de Lucy— se dedicaron a difundir en Guatemala la fe Bahá'í que profesa la unidad de la raza humana.
Bob había sido introducido previamente al coro Bahá'í de Los Angeles que estaba formado de gente blanca, negra, oriental, latina e indígena. Fue así como Bob quedó encantado con este movimiento espiritual que busca unir a la raza humana. Su lema es “Dios no mira los colores, Él mira los corazones”.
Algunas veces Bob me habló de la Fe Bahá'í, pero nunca lo hizo con el fin de forzarme a cambiar mi fe. No obstante, estoy convencida de que su abnegación fue sincera por el amor que siente de corazón por la humanidad. Esto siempre se lo respeté y admiré. ¡Qué mensaje más lindo el poder unirnos todos en un solo sentimiento de humanidad y amor! Es alguien que convencido de sus propias creencias se aferró a peldaños forjados en el servicio a la humanidad. Cuando Bob se dio cuenta que las estructuras sociales se estaban cayendo, quedó más motivado a construir una nueva estructura basada en el servicio a los demás.
Según el Bahá'í, se deben abandonar tradiciones que no llevan a cambios positivos y cada quien debiera investigar la realidad por sí mismo. Controversial o no, el Bahá'í propone que “ningún hombre debe seguir ciegamente a sus ancestros y antepasados, sino mirar con sus propios ojos, oír con sus propios oídos e investigar independientemente para encontrar la verdad”.
Este mes de octubre, los 6 millones de bahá'ís que habitan alrededor del mundo están celebrando el bicentenario natalicio de su guía Bahá’u’lláh. Para Bob este año es muy especial. Por razones de salud, a sus 93 años Bob ha tenido que reubicarse en California desde hace un tiempo, mientras nosotros le seguimos recordando con gran cariño. Próximamente estaré en Los Angeles CA y procuraré visitarle para expresarle mi entera gratitud por ese gran amor que le profesa a la música, a la humanidad y su entrega a la fe Bahá´i.
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