CON OTRA MIRADA
Administración casuística, errática e inútil
En septiembre de 2015 los antigüeños eligieron una corporación municipal que quedó integrada por cuatro miembros del grupo que apoyó a la alcaldesa y tres de otros partidos políticos. Es decir, un Concejo de ocho miembros, en manos del Comité Cívico Antigua en Buenas Manos. Por cosas que pasan, difíciles de entender por inverosímiles, teniendo mayoría, la alcaldía antigüeña no ha sido capaz de hacer mayor cosa a lo largo de 23 meses, como no sea ejecutar el renglón de funcionamiento (salarios, dietas, viáticos, etcétera). En cuanto a obra física, administrativa, legal o planificación, muy poco.
Durante la campaña política quedó claro que no existían planes de trabajo, por lo que los vecinos organizados propusimos una agenda mínima, y bajo la dirección de la alcaldesa electa, un grupo de profesionales trabajó en un diagnóstico del municipio, con planes de trabajo incluidos, que el Concejo tiró a la basura frente a quienes lo presentaron oficialmente, después de haberlo entregado personalmente a cada uno de ellos.
Las aldeas y vecinos, apoyados en la Ley de Consejos de Desarrollo, crearon sus Cocodes y presionaron para que se integrara el Consejo Municipal de Desarrollo (Comude), presidido por la alcaldesa, en el que están representadas las asociaciones. Sin criterio técnico han trabajado propuestas para resolver necesidades de sus localidades, y desde junio del presente año, cuando se debió integrar la mesa de trabajo para la formulación del Presupuesto Municipal para el 2018, la corporación edil no convocó con regularidad, sea porque no quiere interferencias, porque espera imponer su agenda o cualquier otra sinrazón sobre la que no viene al caso lucubrar.
El presupuesto, en números redondos, oscila así: para 2016 no fue aprobado, por lo que prevaleció el de 2015, de Q106 millones, al que se sumó lo no gastado, dando Q142 millones. De esos, se ejecutó el 57%, por lo que el presupuesto para el 2017 sumó Q174 millones. Hasta el pasado 15Dic2017 solo se gastó el 46.8%; es decir, Q81 millones de los Q174 disponibles, lo que da un saldo de caja de Q93 millones que, siguiendo la mecánica hasta ahora empleada, habrá de sumarse al presupuesto de 2018.
Como sabemos, el 15 de diciembre es la fecha límite para aprobar los presupuestos municipales; de no hacerse, entra en vigencia el del año anterior. Su ejecución, entonces, será resultado de transferencias que solo el Concejo puede aprobar, lo que convierte a ese instrumento en una fuerza política que no precisamente resolverá problemas planteados. Durante la sesión del 12Dic, la alcaldesa presentó su idea de presupuesto, que, es de advertir, no responde a una planificación del Municipio, sino a la suma de necesidades de la administración. Los tres miembros de la oposición, como acostumbran, condujeron al resto a rechazarlo.
Ante el riesgo que implicaba la vigencia del anterior, el Comude presionó, exigiendo al Concejo justificar esa actitud. Dos días después volvieron a reunirse, esta vez para aprobarlo por unanimidad, con las modificaciones que quisieron, por un monto de Q119 millones.
Es obvio que entre los integrantes del Concejo existen serias diferencias, como también queda claro que les une el liberal beneficio de los Q2,000 que perciben por sesión, resuelvan o no importantes o baladíes asuntos, o solo hagan acto de presencia. En esta oportunidad, los vecinos tuvieron éxito al doblegar la terca y espuria actitud de los concejales de oposición, aunque en realidad y de manera patética, sin ningún beneficio para la histórica ciudad.
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