Mañana se cumplen 15 años de Guatevisión. Parece increíble cómo pasa el tiempo de rápido y cómo los valores y principios profesionales periodísticos lo convirtieron desde muy pronto en el canal informativo por excelencia. La decisión de su junta directiva conllevaba además convertirlo en el canal para transmitir programas de entretenimiento producidos en Guatemala y con calidad internacional. Un día, el 20 de marzo del 2003, de pronto debió adelantarse la fecha de salida: comenzó la Guerra del Golfo y esa misma tarde llegó el embajador estadounidense a hacer una visita de cortesía, convertida muy pronto en una entrevista por los acontecimientos.

Guatevisión había nacido directamente relacionado con el periodismo independiente. Debimos comprar tazas para café para ofrecerle al visitante y solo encontramos unas de cinco quetzales, todavía conservadas como un recuerdo… Los televidentes comenzaron a manifestarse en apoyo del trabajo. Pocas semanas después, el 24 de julio, ocurrió el Jueves Negro, cuando los eferregistas lanzaron por las calles a hordas con el fin de dañar edificios y causar caos. Guatevisión lo transmitió filmado en las calles y llevado a los estudios para colocarlo en la transmisión sin parar con la participación de reporteros, camarógrafos, personal de programas de entretenimiento, todos unidos. El resultado: 170 mil personas manifestaron sus mensajes de apoyo.

Luego llegaron las transmisiones electorales, de los resultados. Años después, de las manifestaciones en el parque. Surgieron los programas de análisis, algunos permanentes, luego de varios años de duración. Por su lado, la revista diaria Viva la Mañana, dirigida por Ricardo García Santander, el show de Marta Susana, los programas de deportes, los segmentos de cultura, de comicidad, como Los Tres Huitecos, de burla política, como el premiado Las Inolvidables; Los Secretos Mejor Guardados; incluso un programa sobre hechos sobrenaturales en los cementerios guatemaltecos. La lista es muy larga. Se ha abierto la puerta a la producción nacional, a nuevos artistas, y a servir a audiencias especiales como son los no escuchantes. Se ha servido al país en muchas formas.

Es necesario también señalar cómo la independencia periodística de Guatevisión ha significado también ataques arteros de gente afectada, o acostumbrada a la manipulación. Esto, como es fácil explicar, se ha manifestado en los últimos meses, sobre todo desde agosto. La interpretación de los hechos en los programas de análisis provoca escozores en quienes no pueden o no desean entender el papel de los medios cuando trabajan profesionalmente. Es interesante escuchar a políticos con expresiones parcial o totalmente insultantes cuando se informa de hechos notorios y por desgracia algunos sectores sociales académicos y económicos no relacionados directamente con actividades políticas se han unido a los ataques, por mala intención o ignorancia.

Termino diciendo un par de cosas justas. Primero, mi satisfacción de haber podido lograr, con la ayuda de Haroldo Sánchez y Eric Salazar, la integración del mejor grupo de jóvenes periodistas propios y de dar cobijo a otros cuya tarea de interpretación demuestra la variedad de voces, a veces contrarias al pensamiento editorial de Guatevisión. En eso se parece a la sección de columnistas de Prensa Libre, donde escriben personas con diversos criterios. Uniformar el pensamiento y la crítica es error mortal para la credibilidad de todo medio independiente y por ello no lo hará ninguna de esas dos entidades periodísticas. Segundo, mi convencimiento del beneficio para Guatemala de seguir actuando así, aunque algunas personas lo adversen y no deseen entenderlo.