EDITORIAL

A las puertas de un nuevo drama

Guatemala está al borde de una auténtica pesadilla, que podría tener consecuencias catastróficas si no se toman las previsiones adecuadas para enfrentar una de las sequías más prolongadas.

El cambo climático ha convertido varias zonas del mundo en regiones áridas, donde se seca la vegetación y se echan a perder cosechas, lo que podría traducirse en una terrible hambruna, principalmente para las familias que habitan en la franja territorial que atraviesa el país, conocida como Corredor Seco.

Estimaciones gubernamentales ubican en unas 300 mil familias las que podrían sufrir el impacto de ese cambio en las condiciones climáticas. Esto implica que los afectados pasarían con mucha facilidad del millón de personas, algunas de las cuales ya viven en una auténtica calamidad.

Expertos internacionales calculan que los pobladores de estas regiones podrían haber perdido entre el 70 y el 80 por ciento de las cosechas, principalmente de maíz y frijol que conforman su dieta básica.

Buena parte de esa problemática la expusieron ayer varios expertos, durante un foro sobre la sequía, pero lamentablemente solo se pudieron conocer detalles periféricos, debido a que el acceso a la conferencia fue vedado a la prensa y la información solo se pudo conocer de segunda mano, en voz del vicepresidente de la República, quien se limitó a comunicar cifras de un problema de alcance nacional.

En todo caso, dos de los expertos que participaban del evento ya habían dado a conocer algunos de los detalles y por eso se pudo saber de los cientos de miles de personas que están en peligro de afrontar una de las peores hambrunas, que incluso podrían superar en impacto a la que azotó el oriente del país hace casi dos décadas.

Por lo que un cambio en las condiciones climáticas que afectan al país adquiere ribetes de dramatismo porque se une a otras vicisitudes que ya afectan a la población vulnerable, y estas son la falta de empleo, la carestía de los alimentos y otros males endémicos que afectan cultivos y la propia salud de los habitantes.

Por eso es que sobre problemáticas tan serias como los devastadores efectos de una prolongada sequía lo menos que cabría esperar es información amplia sobre efectos, víctimas potenciales y medidas oficiales, pero este gobierno ha sido poco abierto a brindar información y un drama como el que se vive en el Corredor Seco demanda mayor responsabilidad.

De hecho, uno de los expertos que participaron en este foro, Iván Aguilar, reconoció que Guatemala, junto a otros gobiernos de Centroamérica que viven la misma situación de vulnerabilidad, se resisten a reconocer el problema y lejos de darlo a conocer con amplitud restringen el acceso a la información, lo cual en poco ayuda a las víctimas.

Hasta ahora ningún gobierno ha logrado revertir esa situación y el actual se corre el riesgo de que sobre sus hombros recaiga la responsabilidad de no manejar adecuadamente un problema que incluso requiere de un abordaje multinacional.

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