¿Qué ha dicho el expresidente sobre lo que hará al volver al país?
Él se ha referido a su deseo de regresar a la patria, de estar con sus padres —el padre está muy delicado de salud—, con sus hijas, con Evelyn y sus amigos. Él es un hombre muy amistoso.
¿Qué le espera?
Lo primero que Alfonso tendrá que hacer es tranquilizarse, volver a esa paz que todo ser humano ambiciona tener. Estar detenido, lo digo por experiencia, es una gran presión emocional y material.
¿Y en el ámbito político?
Para nadie es un secreto, hay encuestas que le dan a Alfonso más de 60% de simpatía de la población. Con ese caudal, a todos los partidos y líderes políticos les gustaría tenerlo a su lado, activo en su partido político o respaldándolo. Lo que sé es que Alfonso no desea
vincularse a ningún partido ni a ninguna persona en particular.
¿Portillo impulsaría la candidatura de Edmond Mulet?
No lo creo. Las declaraciones de Alfonso indican que no es esa su intención.
¿Qué papel podría representar el excanciller Édgar Gutiérrez?
Édgar Gutiérrez es un hombre inteligente, pero es un estudioso, y para ser dirigente de un país se necesitan muchos factores, no solo ser un estudioso. A cualquier persona que Alfonso señale como una persona simpática y que es su amigo, incluyéndome, le favorece.
¿Será que grupos o políticos se quieren aprovechar del expresidente?
Sin duda alguna, porque así es la vida. Cualquier persona quiere ser amigo o estar cerca de un hombre tan popular, aunque no fuera sincera.
¿Qué papel tendría usted en un eventual movimiento político de Portillo?
Depende. Yo tengo un gran respeto y cariño por Alfonso Portillo y por el general Ríos Montt. Sin embargo, a ambos les he dicho que soy leal en mi amistad, pero no soy incondicional. Si Alfonso apoyara a un movimiento que me parezca bueno para Guatemala, podría ser que lo apoye, pero si no me parece bueno para el país, no lo apoyaré.
¿Cree que las personas que están cerca de él podrían ocasionarle algún problema?
Alfonso no es la excepción de que no se rodee de personas que puedan crearle algún conflicto o problema.
¿Qué consejo le daría para evitar esa situación?
No soy juez para calificar a los amigos o a las personas que se acercan a Alfonso. El único consejo que le doy es que al volver se tome su tiempo, que escuche pero que no se comprometa, porque el momento en Guatemala es muy difícil y complicado.
¿Cree que Portillo pudo haber sufrido algún daño emocional por haber permanecido en la cárcel?
Puedo hablar de mi experiencia. Causa daños emocionales y familiares. Los hijos se ven afectados y miembros de la familia se desconciertan.
¿Esa situación influiría en las decisiones que tome en el ámbito político?
Insisto en que no se puede decir que él vaya a tomar una decisión. Todos aprendemos a través de la edad. El tiempo es un buen consejero.
De lo que ha conversado con él, ¿deja entrever la decisión que tomaría?
No. Hay cosas que uno percibe en la expresión de la persona y hay que verla para intuir, y eso no se tiene a distancia. No he tenido el suficiente tiempo para conversar con él ni para percibir sus reacciones.
¿Qué pasará a largo plazo?
Alfonso va a ser un referente, un faro de ideas, porque es un hombre sumamente preparado, experimentado e idealista por el bien de Guatemala. Soy un creyente de que llegó en un momento en que hay que actualizar la Constitución.
¿Por qué se cree que Portillo cuenta con apoyo?
El país se ha deteriorado. El único que logró detener ese deterioro fue el gobierno de Alfonso. Hubo control de la canasta básica, mejora de los salarios, se creó la tarifa social en la energía eléctrica. Todos esos factores hacen que el gobierno que nosotros formamos haya sido menos ineficiente.
“Lo que sé es que Alfonso no desea vincularse a ningún partido ni a ninguna persona en particular”.