Quienes corren mayor riesgo son los menores de 5 años, porque son más inquietos, según Débora Monzón, pediatra de la Unidad de Quemaduras del Hospital Roosevelt, donde atienden a unos 250 niños al año.
En diciembre se registran más casos de quemaduras por pólvora, aunque prevalecen las causadas por líquidos calientes.
Expertos recomiendan que los niños no guarden fuegos artificiales en los bolsillos, no los quemen con fósforos o cigarros ni los manipulen sin la supervisión de adultos.
Días de agonía
Después de 17 días hospitalizado, Yuri Antonio López Gómez, de 10 años, murió por una falla orgánica múltiple, ya que había sufrido quemaduras de segundo grado en el 90% del cuerpo.
Según familiares del infante, el 12 de noviembre último este y sus cinco hermanos cuidaban un expendio clandestino de gasolina mexicana que explotó, lo que causó la muerte instantánea de tres menores y quemaduras a otros tres. De todos, solo la hermana, de 14 años, vive.
El negocio era el único medio de sustento de la madre de los niños, quien hace un año y cuatro meses quedó viuda, debido a la violencia.
López Gómez fue trasladado al Hospital General San Juan de Dios, el 14 de ese mes, y su estado siempre fue reservado, por la gravedad de las lesiones.
En el país solo han sobrevivido personas con el 75% de superficie corporal quemada, según Ricardo Menéndez, jefe de la sala de urgencias de la Pediatría del Roosevelt.
El médico explicó que ese tipo de quemaduras afectan músculos, órganos y nervios; originan falta de retención de líquidos e impiden regular la temperatura del cuerpo.
El fuego es la segunda causa de quemaduras en el país, con 21% de incidencia.
Tocó cable de tendido eléctrico
Cristopher Sinay Coloma, de 10 años, sufrió quemaduras de segundo grado en manos y brazos, y de tercer grado en los pies, tras haberse electrocutado al intentar bajar un barrilete de unos cables del tendido eléctrico cuando jugaba donde unos vecinos, en San Juan Sacatepéquez.
El accidente ocurrió el 31 de octubre último, y al niño le amputaron ocho dedos de los pies.
Mirza Coloma, madre del menor y quien permanece a su lado en la Unidad de Quemaduras Pediátricas del Hospital Roosevelt, relata que un niño mayor le pidió a su hijo que bajara el barrilete.
“Todo pasó en un momento. No vi cuando se subió a la terraza y después estaba quemado, sus ojos rojos, y al ver hacia sus pies le salía humo de los zapatos”, cuenta la angustiada madre.
La electricidad es la tercera causa de quemaduras en niños, con 7% de incidencia. En el Roosevelt se atendieron este año dos casos relacionados con barriletes.
Le cayó agua hirviendo
A sus 18 meses de edad, Antony Ramos Álvarez ya conoce el dolor de las quemaduras. El 28 de noviembre jaló una olla con agua hirviendo que se encontraba en la estufa de su abuela y sufrió quemaduras de primer grado en el cuello, el pecho, el brazo y la pierna derechos.
El bebé debe usar una redecilla en el rostro y vendajes en las manos y los pies, y todos los días le raspan la piel muerta para que sanen las heridas. Antes de cada curación debe ser sedado.
Joseline Ramos, madre del niño, relató que el accidente ocurrió de noche, cuando la abuela hervía agua para prepararle una pacha a su hija menor. “Él se fue atrás de mi mamá y jaló la olla”, contó.
En el país, el 70 por ciento de quemaduras se deben a líquidos calientes. Por eso se recomienda que los niños, en especial los menores de 5 años, estén alejados de la cocina, utilizar las hornillas del fondo de la estufa y que los agarradores de las ollas y sartenes queden hacia adentro.