MEJORAR MECANISMOS
César Arroyo, comandante de los Bomberos Voluntarios, refirió que debe crearse una cultura de prevención en la sociedad, para evitar pérdidas humanas y materiales en sucesos como el ocurrido ayer en La Terminal.
“Debemos analizar la situación. Esta es la tercera vez que sucede en el mercado y solo hablamos del tema cuando pasa y después volvemos a la rutina. Se deben crear mejores mecanismos de prevención”, expresó.
Arroyo indicó que para mitigar los desastres y mejorar un plan de prevención también se debe equipar a los socorristas para trabajar en todo tipo de incendios, pues aseguró que solo 200 bomberos de los cuatro mil con que cuenta la institución tienen equipo para combatir siniestros.
“Esto no representa ni el 1 por ciento del personal. En el incendio de La Terminal solo había 80 trajes de penetración al fuego y en el lugar había más de 800 bomberos”, explicó.
Carlos Sandoval, vocero de la comuna capitalina, refirió que se ha capacitado a personal de los mercados para actuar en casos de emergencia.
Sandoval afirmó que La Terminal tiene poca accesibilidad y debido a esto se tienen seguros para 23 mercados cantonales.
“Ahora lo que necesitamos es levantar todos los escombros y trasladarlos a otro lugar. Después entrará el seguro, para verificar cómo será la cobertura”, manifestó el vocero
Karla Liquez, de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), refirió que deben existir mejores prácticas por parte de las instituciones encargadas de contrarrestar desastres.
“Esto —el incendio— refleja que aún nos encontramos en un país que debe adoptar mejores prácticas de prevención de desastres, y una lección que nos deja es que debe haber mejor comunicación. Tenemos pérdidas materiales, pero no humanas, pero debemos mejorar”, expuso.
CAPACITACIÓN A VENDEDORES NO ES SUFICIENTE
Julio Dougherty, comandante de los Bomberos Municipales, calificó el incendio de algo “terrible, con dificultades tremendas”, donde hubo necesidad de utilizar el personal de las 11 estaciones de la capital para ayudar en los trabajos.
Dougherty indicó que es evidente la falta de preparación de los vendedores en La Terminal, pese a la capacitación que han impartido junto con la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred).
Expuso que para salir también hubo dificultad, por la cantidad de curiosos.
“Cerca del 85 por ciento de las personas que están en La Terminal no son de Guatemala y muchas veces las prevenciones que se hacen no les llegan a todas las personas. Los que sí estaban capacitados fueron quienes nos ayudaron a dar el espacio para que las unidades salieran, pero había personas que no estaban haciendo nada y su único afán era el rescate de sus pertenencias”, refirió.
Durante el siniestro hubo falta de agua, pero Sandoval restó importancia a esa información porque, dijo, se usaron dos millones de litros de agua y siempre hubo líquido.
Dougherty expuso que cuando quitaban varios escombros encontraron dos granadas, lo cual causó miedo a los bomberos para adentrarse en las llamas, por temor a una tragedia. Eso obligó a avisar a personal del Ministerio de Gobernación para que los asesorara sobre qué hacer en ese caso.
Afirmó que por donde pasaban encontraban obstáculos, como tambos de gas en mal estado, hasta que lograron llegar al punto donde se originaron las llamas.
Karla Liquez, de Conred, expuso que no tienen el equipo de otras instituciones, ya que fueron alertados de inmediato y destacaron dos motobombas y personal especializado desde la zona 13.
DIFICULTADES AFRONTADAS
La labor de los cuerpos de socorro fue desafiante desde horas de la madrugada, afirmó Mario Cruz, vocero de los Bomberos Voluntarios, quien expresó que uno de los principales problemas para sofocar las llamas fue el ingreso al lugar del siniestro, por lo inaccesible del sector, además de la escasez de agua.
“Rápido nos quedamos sin el líquido y esto hacía que el fuego se propagara y se nos dificultaba la labor”, indicó.
Explicó que otra de las problemáticas fue la multitud de vendedores que trataban de rescatar sus pertenencias, pero obstaculizaban el trabajo de los cuerpos de socorro.
“Les dijimos que los bomberos lo controlarían —el fuego—, pero caminaban en los techos y por eso dos personas se cayeron y resultaron heridas. Otras resultaron con quemaduras al quemarse con plásticos derretidos y otros se cortaron las manos con láminas”, expuso.
Cruz aseguró que algunas personas colocaron sus pertenencias en el área donde se encontraban las motobombas y las mangueras, lo cual les impedía movilizarse a los bomberos.
“Dejaban caer los refrigeradores sobre las mangueras y nos estallaron varias”, dijo Cruz.
William González, integrante de la institución, expuso que siete personas fueron trasladadas al hospital por diferentes lesiones que se causaron por estar en ese lugar sin tener experiencia.
“En la terminal de buses siempre hay personas trabajando y había personas que querían ayudar, pero no tenían ninguna técnica y por eso resultaron afectadas”, aseguró González.
Los socorristas coincidieron en que varios de sus compañeros fueron atendidos debido a la fatiga que sufrieron por estar durante varias horas cerca de las llamas.
Según Arroyo, ese es “el castigo físico que pasan los cuerpos de socorro por no tener el suficiente equipo”.